Ocio y cultura

Pêre Lachaise, el último hogar de los artistas

La mayor concentración de talento de París no está en ningún museo, descansa bajo la tierra del cementerio de Pêre Lachaise

Un gato en una de las callejuelas del cementerio de Pére Lachaise en París(VANESSA PASCUAL)

Un gato en una de las callejuelas del cementerio de Pére Lachaise en París

Pêre Lachaise es uno de los cementerios más grandes París y allí descansan los restos de algunos de sus más afamados habitantes. Un lugar especial que es reutilizado como parque por los vecinos. Un espacio fresco y verde con ostentosas tumbas, capillas y lápidas.

Más información

Los miembros de The Allman Brothers, una de las mejores bandas de blues de los EEUU, solían juntarse en el Rose Hill Cementery de Macon (Georgia) para pasar el rato, para estar en paz, para buscar inspiración. De aquellas jornadas salieron dos de sus mejores canciones, In Memory of Elisabeth Reed y Little Martha, tomadas de frases de las lápidas del cementerio. Pasear por Pêre Lachaise produce un efecto parecido. Pêre Lachaise es un sitio especial, agradable. También un ostentoso recuerdo de lo que uno fue en vida. Cuando el cementerio se inauguró en mayo de 1804 no gustaba a los parisinos por encontrarse a las afueras de la ciudad. Hoy en día es utilizado como si de un parque se tratase y recibe a más de dos millones de visitantes al año.

Pasear entre muertos puede resultar hermoso. Père Lachaise sorprendentemente huele a vida, a flores que crecen entre tumbas, a musgo surgiendo de las lápidas. Hay voces, gente paseando, parisinos y extranjeros, amigos de los muertos y curiosos turistas buscando la foto, el recuerdo. Hay cervezas en la tumba de Jim Morrison, también gente, mucha, alguno fumándose un porro a la salud del cantante, otros guardan silencio, algunas veces hay música. Recuerdan esos lagartos, esos desiertos áridos, esa provocación y rebeldía que evocaba la música de Morrison, que llegó a París en marzo del 71 para inspirarse, centrarse en su escritura y dejar de beber. Cuatro meses después, el cantante fallecía de un infarto al corazón. La tumba de Morrison es la más visitada del cementerio.

A Oscar Wilde le dejan besos, decenas de chicas se pintan los labios y dejan su recuerdo en el ángel alargado de piedra que guarda sus restos. Hay palabras escritas, declaraciones de amor, poemas. La tumba de la enorme Edith Piaf es conjunta, no descansa sola aunque sí nació así, la recogieron en un portal apenas a unas calles de distancia. Es curioso nacer y morir tan cerca y sin embargo recorrer tanto camino, dejar tanta huella.

En Pêre Lachaise descansa también Michel Petrucciani, el famoso pianista francés que nació con todos los huesos rotos y con enanismo, llegó a ser una de las grandes figuras del jazz europeo de finales del siglo XX. Su vida fue tan corta como intensa y Pére Lachaise resulta el lugar idóneo para su descanso eterno.

Caminar al atardecer por el cementerio produce sosiego, la calma y el silencio permiten escuchar el canto de los pájaros, el trasiego de los gatos, únicos habitantes del lugar. A la entrada hay un mapa con indicaciones de cómo llegar a las tumbas de los grandes nombres del cementerio: María Callas, Eugene Delacroix, Amedeo Modigliani, Molière, Marcel Proust... Muchos de los muertos llevan décadas enterrados pero sus tumbas parecen recientes, decoradas con flores frescas, con pintadas, regalos o notas escritas a mano. En la tumba de Chopin descansa su cuerpo, su corazón, según su propio deseó, está enterrado en una iglesia de Varsovia.

Pére Lachaise sigue funcionando hoy en día como cementerio. Para poder ser enterrado allí hay que morir o haber vivido en París, además hay una larga lista de espera. Las tumbas son reutilizadas y el espacio puede ser comprado por un mínimo de diez años hasta la perpetuidad, aunque esta opción resulta sumamente cara.

Cae la noche en París. Lentamente los rayos del sol desaparecen entre los edificios y Pêre Lachaise ya no tiene un aspecto tan agradable. Varios guardias tocan campanas que recuerdan a los turistas que las atracciones cierran, hay que dejar descansar a los muertos.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00