Poesía
Si la libertad hubiera nombrado un régimen opresivo, seguramente no nos parecería una palabra bonita

Madrid
Nos dice el diccionario que la palabra 'poesía' quizás entró por la puerta del francés, aunque ancla sus raíces en el latín y, más remotamente, en el término griego 'poiesis', que nombraba, en general, cualquier creación. Y ese es el sentido que sigue teniendo hoy la primera acepción de la palabra que define poesía como "manifestación de la belleza por medio de la palabra, en verso o en prosa". A partir de ahí, la poesía nombra cada uno de los géneros de las obras literarias, épico, lírico y dramático. Y por antonomasia, ha nombrado finalmente la poesía lírica.
Nunca sabremos si hay palabras bellas por sí mismas o porque nombran la belleza. Si la libertad hubiera nombrado un régimen opresivo, seguramente no nos parecería una palabra bonita. Pero todo el campo léxico que rodea a la poesía tiene ese aroma de belleza: la oda, la trova, la copla, la cantiga, el romance, la balada, el verso, aunque sea un verso suelto... Y qué decir de los oficios: el poeta, el juglar, el trovador... Es verdad que, como en todos los ámbitos, poesías las hay buenas y malas. Y para el autor de las malas, la lengua acuñó la palabra poetastro o poetastra, con un sufijo que deja bien claro su sentido despectivo.