"Casi le da un patatús": se equivoca en la reserva, le cobran 480 euros y ofrece un trato
La política de cancelación del restaurante está publicada en su web

El restaurante Mina es uno de los más prestigiosos de Bilbao. / CORTESÍA DEL RESTAURANTE

Madrid
Cada vez son más los restaurantes que exigen un número de tarjeta de crédito para reservar. Un trámite que a muchos clientes les resulta antipático (también al escritor Quim Monzó), pero que a los hosteleros les permite combatir los llamados no show. Es decir, las mesas que se quedan vacías por culpa de la gente que reserva y, al final, o no va... o llama a última hora para cancelar.
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Ante la posibilidad de que les cobren una penalización, los responsables de las reservas se han convertido también, a su pesar, en coleccionistas de excusas. "Lo del no show es un cachondeo", explicaba Diego Rodríguez, de El Bohío (Illescas, Toledo), en 2022. "La gente se inventa que se le ha muerto el padre o la madre, que están enfermos o que han tenido un accidente, y eso cuando te cogen el teléfono".
Pero lo que le pasó hace unos meses al restaurante Mina de Bilbao, reconocido con una estrella Michelin, no tiene precedentes. "Irene reservó una mesa en Mina. Llegó puntual y emocionada, pero había un pequeño problema: su mesa estaba en Bilbao y ella en Madrid", detallan en su perfil de Instagram. "¿El resultado? Una mesa vacía, 8 menús degustación preparados y una penalización por no show".
Triple salto mortal hacia el drama
Tal y como ha explicado a El HuffPost, Irene quería reservar mesa para ocho en La Mina, una taberna castiza del barrio de Chamberí en la que sirven gildas, almejas o mejillones. Pero Google le jugó una mala pasada y acabó reservando en el restaurante Mina de Bilbao. Claro, cuando llegó al local (de Madrid), le dijeron que no sabían nada de su reserva y que, además, estaba todo lleno. Pero eso no fue lo peor porque, aunque intentó arreglar el entuerto enseguida, el restaurante del chef Álvaro Garrido ya le había ordenado el cargo en su tarjeta.

La política de cancelación de Mina está publicada —muy claramente— en su web: "En caso de cancelar con menos de 24 horas de antelación, se realizará un cargo de 80 euros por comensal en la tarjeta de crédito que nos haya facilitado". Una cantidad que, en realidad, es casi simbólica porque el ticket medio del restaurante suele rondar los 150-200 euros.
Pero Irene pensó que tenía que librarse de esa como fuera y optó por intentar dar pena. "¡Se volvió loca! ¡Casi le da un patatús!", explica Lara Martín, la jefa de sala del restaurante Mina. "Entró en una huida hacia delante con triple salto mortal hacia el drama".
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Después de varias llamadas telefónicas, Irene reconoció que era consciente de "la que había liado", pidió perdón, explicó que todo había sido fruto del estrés y ofreció un pago en especie: horas de trabajo (en el sector de la publicidad) a cambio de que le perdonaran la penalización. Es decir, un trueque para que todo acabara en win-win.
"Ya es bastante el alquiler en esta ciudad"
En Mina se dieron cuenta de que su caso no encajaba con el típico perfil de no show ("los clientes no cogen al teléfono, pero luego nos llaman al recibir el mail en el que informamos del cobro y se inventan excusas... o se ponen agresivos") y optaron por apiadarse de ella. Pero lo que les acabó ablandando fue que Irene mandó una canción que relataba toda la historia. El tema, de hecho, ya se puede escuchar en Instagram.
"Llegamos tan felices, listos para cenar, y nos dicen: no hay reserva ni lugar, ahí entendí que algo andaba mal", dice la letra. "Ya es bastante el alquiler en esta ciudad como para sumar esta cuenta, ¡qué barbaridad! Esos 480 me han hecho sufrir. Yo qué culpa tenía si al poner Mina Madrid me llevó hasta Bilbao. Fue sin mala intención, solo una confusión, y ahora os pido perdón de corazón".

La jefa de sala de Mina detalla a Gastro SER que, aunque los responsables de un no show suelen generar irritar muchos el personal de un restaurante, al final decidieron tener "un gesto con ella" y convertir la historia en una excusa para concienciar contra esta mala práctica.
"En el caso de Irene se trató de un error, pero tenemos mil historias para no contar. Detrás de cada reserva hay un equipo cocinando y preparando un lugar para ti. Revisa los datos de tu reserva y si no puedes venir, solo tienes que avisarnos con tiempo", recuerdan.

Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...