Olvido

Madrid

Olvido es una palabra hermosa que nos llegó del latín oblivium, que en esa lengua significaba lo mismo que hoy, dejar de recordar. La construyeron nuestros antepasados romanos a partir del prefijo ob-, hacia, y livis, que significaba suave en latín, y de ahí nos vino lo liviano. Así que etimológicamente el olvido nos lleva a lo que, con el paso del tiempo, se va suavizando en la memoria. Y no está mal, porque muchas veces ese tránsito es necesario y terapéutico.

Pero el olvido no es ignorancia, un desconocimiento previo, ni amnesia, que es una pérdida de memoria. Para olvidar algo es necesario recordarlo previamente, otra palabra hermosa que nos habla de volver al corazón, para lo bueno o para lo malo. Hoy, olvidamos cuando dejamos de retener algo, cuando dejamos de hacer algo, cuando dejamos a alguien o algo por descuido en un lugar o cuando perdemos el afecto por alguien o por algo.

Nuestra historia reciente se basó en una amnistía, que tiene la misma raíz, griega en este caso, que amnesia. Pero no es exactamente lo mismo. Un país puede amnistiar, pero no puede olvidar. Porque el olvido colectivo es la manera más efectiva de que el pasado vuelva en cualquier momento sin que nos percatemos.