Piquito II
La acepción referida a "un beso superficial" -quizás habría que añadir "consentido" a la definición- es un neologismo que nos llegó del otro lado del Atlántico, de Bolivia y Colombia, concretamente, según aclararon los académicos en 2001
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La palabra del día | Piquito II
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Madrid
El beso no consentido a Jenni Hermoso está siendo juzgado, un año y pico después, en la Audiencia Nacional. Luis Rubiales, conocido por su facilidad de darle al pico, quitó hierro a su gesto diciendo que había sido solo un piquito. Y es que pico, palabra polisémica de origen celta, beccus, ha acabado nombrando muchas cosas, desde cualquier parte saliente de algo hasta una dosis de droga inyectada, pasando por un trocito de pan crujiente, un colín.
La acepción referida a "un beso superficial" -quizás habría que añadir "consentido" a la definición- es un neologismo que nos llegó del otro lado del Atlántico, de Bolivia y Colombia, concretamente, según aclararon los académicos en 2001. Y se extendió rápidamente por aquí, de tal manera que en la edición actual se recoge esa acepción de pico como un término coloquial extendido en todo el ámbito hispanohablante. Es paradójico que lo que en su raíz es ya un beso superficial haya dado un diminutivo.
Quizás sea obra de otros hombres que, antes que Luis Rubiales, quisieron restar importancia a un beso robado. Ahora la justicia decidirá si ese piquito es una agresión sexual, y si las presiones para que Jennifer Hermoso cerrase el pico constituyen un delito de coacciones, que no tiene diminutivo, no es un delitito: puede costarle dos años y pico de cárcel. Vamos, que le saldría por un pico.
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