Cómo contar una guerra con fotos de comida en Instagram: "He alucinado con la capacidad de enganche"
El periodista Mikel Ayestaran lleva casi un año sorteando la censura con imágenes de lo que come a diario una familia gazatí
Madrid
Mikel Ayestaran ha estado, como él mismo dice, "en todas las movidas de los últimos 20 años en Oriente Medio": el cerco de Alepo, el de Mosul, la masacre de Buta... Ha contado muchas guerras y de muy distintas formas, pero jamás había visto algo tan salvaje como el "bloqueo medieval" de Israel, ni se había enfrentado a una censura tan exhaustiva como la que ha impuesto Netanyahu, así que optó por explorar nuevas fórmulas y, al final, dio con una: las fotos de comida en Instagram.
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"Mi amigo Kayed vive en el norte de la Franja de Gaza y después del 7 octubre [de 2023] hablábamos prácticamente cada día", explica a Gastro SER desde Turquía. "Una de las preguntas que siempre le hacía era qué habían comido y, de tanto preguntarle, al final le dije que por qué no hacíamos algo sobre ese tema, que es una de las cosas que Israel intenta tapar al mundo: el uso del hambre como arma de guerra".
El periodista vasco, coautor de Guerras de ayer y de hoy, junto a Ramón Lobo, pensó que con "algo tan inofensivo como un plato" podía librarse de los problemas que han tenido otras cuentas en redes sociales. "Muchas han ido desapareciendo", lamenta. "Pero mostrar lo que una familia come cada día es un mensaje directo sobre el que no se puede aplicar ningún tipo censura y que llega a tu madre, a la mía y a todo el mundo".
El hambre como decisión política
Compartir imágenes de comida, al final, es una forma "amable" y "universal" de llegar a todo tipo de públicos, y no solo a quienes están interesados en Oriente Medio. "He alucinado con la capacidad de enganche de la comida", explica. "Yo me dedico a cubrir conflictos, pero ahora parece que tengo el Culinary Center en mi Instagram, y hay un montón de gente comentando los platos".
Todo empezó, el pasado 5 de febrero, con un plato de arroz con zanahoria y, desde entonces, han llegado muchos más: pollo, atún, pasta, legumbres... Al echar un vistazo rápido puede dar la falsa sensación de que el menú es más o menos variado, pero al leer los textos se adivina la tragedia humanitaria que están viviendo en Gaza: bombardeos, muertes, carestía... La familia de Kayed, de hecho, ya ha tenido que cambiar de casa 16 veces y, pese a todo, siguen siendo afortunados por no tener que dormir en una tienda.
"Los camiones cargados de ayuda humanitaria están ahí al lado, a 8 kilómetros, pero han tomado la decisión política de matarles de hambre o de frío", explica Ayestaran. "Y a los que no mueren les van a provocar complicaciones graves por la dieta porque solo tienen comida enlatada. Llevan casi un año sin carne o pescado fresco, sin fruta... y les revenden latas de ayuda humanitaria a precio de oro. Mucha gente me pregunta por qué no comen pescado, si están en la costa... Pues porque, si cogen una barca, ¡les pegan un tiro! Eso lo vas viendo con el paso de los días y acabará generando muchos traumas".
"Cada vez más cerca de sobrevivir a 15 meses de terror"
Cada publicación de Instagram es el resultado de un trabajo en el que, además del propio Ayestaran, participan la esposa y dos hijos de su viejo amigo Kayed: Mohamed recoge la leña, Amal cocina lo que puede... y Dalia se encarga de hacer la foto. "Amal tiene a su cargo a 10 personas, incluyendo una niña de un año", señala el periodista vasco. "Es la primera vez que cuento una guerra de esta manera, pero es que estoy muy desesperado".
Reportaje | Los deliciosos platos que se ha llevado la guerra en Gaza
05:56
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El proyecto nació con vocación de durar lo mínimo, pero ya ha pasado casi un año —con más de 46.000 muertes y una cifra indeterminada de desaparecidos— y no está del todo claro cuándo acabará. La entrevista concedida a Gastro SER, de hecho, se produjo apenas dos horas antes del anuncio de un acuerdo de alto el fuego sobre el que, a estas horas, pesan muchas dudas.
"En casa de Amal hay una mezcla de alegría y de incertidumbre. Nervios. Faltan cuatro días y los bombardeos en las últimas horas son brutales, parecidos a los del comienzo de la guerra. La gente ha salido a celebrar a las calles, pero hasta el domingo es mejor estar a cubierto. Amal cuece pasta y la sirve con tomate, energía para el primer día de la cuenta atrás. Están cada vez más cerca de sobrevivir a 15 meses de terror", dice el último texto publicado por Mikel Ayestaran.
Mucho más que mera supervivencia
Al volver la vista atrás, de todas formas, resulta imposible no detenerse en imágenes como la de los dátiles, que es el alimento del duelo por la muerte de algún familiar, o la del plato que estaba vacío porque ese día no tenían nada para comer: "Al recibirla, me eché a llorar. Sabía que iba a llegar algún día... Pero no pude escribir nada. El mensaje era ese, tiene mucha fuerza y creo que lo entiende cualquiera. No tenía nada más que decir".
Otra imagen curiosa es la del plato que solo contenía atún y que, para el periodista vasco, representa "la dignidad de una madre de familia" que, después de jugarse la vida yendo al mercado entre bombardeos, solo ha podido conseguir una lata de atún y ha decidido tomarse la molestia de ponerla en un plato y mandársela a todos".
La comida, de todas formas, no es solo una cuestión de supervivencia. Mikel Ayestaran, que presume de ser del mismo pueblo que Karlos Arguiñano, asegura que Amal es "una cocinera bárbara, de cinco estrellas" y recuerda cada Ramadán en su casa como "una fiesta" en la que no faltaban los dulces caseros con distintos rellenos. "¡Son una cosa exquisita!", asegura. "Ahora no tiene ingredientes, pero sí intenta preparar platos tradicionales cada vez que puede para que en su casa no olviden de sus raíces, con platos como el falafel o la maqluba, que son referentes de su gran riqueza cultural y gastronómica".
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...