Incendio
Nos llegó casi pura del latín incendium, porque incendere era prender fuego, de ahí nuestro verbo encender
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La palabra del día | Incendio
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Madrid
A veces, cuando usamos la lengua, jugamos con fuego. Y a nuestra lengua le ha gustado históricamente jugar con el fuego. La palabra de hoy, incendio, nos llegó casi pura del latín incendium, porque incendere era prender fuego, de ahí nuestro verbo encender. Pero el incendio no nombra cualquier fuego, sino el que es grande y destructivo. El fuego nos llegó también del focus latino, que no era propiamente fuego, sino la hoguera. Porque fuego, lo que se dice fuego, era ignis, y de ahí nuestras palabras palabra ignición, ignífero, que desprende fuego, o ignífugo, que lo repele.
Con estos mimbres, etimológicamente, encendedor podría ser quien prende fuego, pero nuestra lengua ha decidido que sea no quien, sino lo que prende fuego. Porque para la persona que provoca fuegos, según sea por interés malévolo o por patología psíquica, tenemos incendiario y pirómano, término que importamos del griego y que nos ha servido para nombrar también el fuego más moderno, el fuego artificial, la pirotecnia. Incendio, aparte del fuego, nombra también cualquier pasión vehemente e impetuosa, sea el amor, la ira, el odio...
Y por eso hoy hablamos de artículos, libros o discursos incendiarios, y decimos, metafóricamente, que un comentario o una declaración incendian las redes o el debate político, por ejemplo. El incendio que hoy nos ocupa lo reúne todo. Incendia el debate buscando responsabilidades y ha arrasado multitud de viviendas, de hogares, una palabra que hace referencia al lado bueno del fuego, el que da calor y convierte cuatro paredes en un hogar.
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