Atracón
En Navidades no faltan, sean atracones de familia y amigos, de kilómetros recorridos para verlos, de compras y regalos, de series de televisión

La palabra del día | Atracón
01:56
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Madrid
Hoy es día de resaca de múltiples atracones navideños y un día propicio para acercarnos a este interesante superlativo, uno de los pocos que está por derecho propio en el diccionario, otros los construimos a base de prefijos o sufijos. Hay algunos cultos, como paupérrimo o nigérrimo, hoy compatibles con pobrísimo o negrísimo. Atracón entró en el DLE en 1884 definido como la acción y efecto de atracar, es decir, hacer comer y beber a alguien hasta el hartazgo. Antes, en 1734, habían entrado comilón o llorón; en 1843, señorón y señorona, en 1970 registraron palizón y más recientemente, en 2014, jefazo y nenaza, que no es una niña crecidita, sino un "hombre afeminado y cobarde".
Atracón ha evolucionado en su significado, como mamón. En principio nombraba a quien mamaba mucho o al adulto con actitudes infantiles. De ahí pasó, en 1992, a ser también un "insulto vulgar sin significado preciso", y más tarde algún académico precisó que un mamón era una "persona aprovechada, indeseable, estúpida o informal". Con atracón sucedió algo semejante. Primero fue solo exceso en el comer o beber; más tarde, en el andar, trabajar o llorar; y hoy nombra cualquier abundancia en cualquier cosa. Y en Navidades no faltan, sean atracones de familia y amigos, de kilómetros recorridos para verlos, de compras y regalos, de series de televisión, y, cómo no, de cotillón, roscón y turrón, que también son o suenan a superlativos.
