El diccionario de la RAE modifica la definición de paella y se pone al día con el tutifruti
Términos como barista, umami, vaporera, tabulé, parrillar, frapé o infusionar ya son oficialmente palabras del español
Madrid
La Real Academia Española (RAE) ha presentado este martes una nueva actualización del Diccionario de la Lengua Española —la 23.8— con más de 4.000 modificaciones, incluyendo la incorporación de más de 600 términos que ya se han incorporado a su edición digital y, como suele ser habitual, también hay algunas novedades gastronómicas.
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Pero la primera acepción de la definición de cocinillas, una de las más polémicas del diccionario por su contenido machista y, sobre todo, porque se emplea entre poco y nada, sigue sin cambiar: "Hombre que se entromete en las tareas domésticas, especialmente en las de cocina".
Sí han aparecido algo más de una docena de palabras que ilustran nuevas tendencias de consumo. Barista, por ejemplo, que la RAE define como "persona experta en la preparación y presentación del café u otras bebidas elaboradas con él", o como "persona que tiene o atiende un bar o una cafetería".
Umami, frapé y tutifruti
También aparecen ya en el diccionario sustantivos como frapé (bebida que se prepara con hielo picado o se sirve muy fría), fumé (caldo concentrado, especialmente de pescado o marisco, que se usa como ingrediente de otros platos) o tetería (establecimiento especializado en la preparación y en el servicio de tés y otras infusiones).
Además, el diccionario ha incorporado por fin el sabor umami, del que se habla mucho —y desde hace años— en los congresos gastronómicos. Pero también acoge ya instrumentos como la vaporera (esencial en muchas recetas asiáticas) o una técnica, la de infusionar, tan habitual en la alta cocina como en la coctelería. Ahora sabemos, por otra parte, que en Chile se usa el verbo parrillar (asar en una parrilla un alimento, especialmente carne).
El diccionario también se ha enriquecido con el concepto varietal ("dicho de un vino o de un aceite de oliva: que está elaborado en exclusiva, o en su mayor parte, con una sola variedad de uva o de aceituna, respectivamente"), con la palabra jarreo ("vertido de un líquido de un recipiente a otro") y con una acepción de orgánico que equivale a lo que mucha gente conoce como ecológico: "Realizado u obtenido sin emplear productos químicos artificiales".
Novedad paellera
En el diccionario aún no aparecen el socarrat, los baos ni los dimsums, pero los académicos ya se han puesto al día con el tabulé ("plato originario de Oriente Próximo elaborado principalmente a base de sémola de trigo, tomate, cebolla, perejil y hojas de hierbabuena, y aderezado con aceite de oliva y zumo de limón") y con el tutifruti ("mezcla hecha a base de trocitos de frutas varias, generalmente confitadas, que se usa en la elaboración de helados y postres").
También ha añadido algunas acepciones menos gastronómicas a palabras como chiringuito (como sinónimo de negocio, pero usado de forma despectiva) o caramelo, en el sentido de "cosa apetecible" o del color similar al del "azúcar fundido".
Una de las modificaciones más sorprendentes, por tratarse de una palabra que seguramente es más antigua que el propio diccionario, de todas formas, es la de la definición de paella. Pero no hay motivo para que los valencianos se pongan en guardia porque el cambio, en esta ocasión, no afecta a la receta: se trata de una "enmienda de etimología de artículo".
Hasta ahora, solo figuraba que procedía "del valenciano paella". Pero la nueva edición del diccionario añade un origen anterior: "Este del fr. ant. paele, hoy poêle 'sartén', y este del lat. patella 'pequeño plato en que se cocinaba'). Las definiciones siguen siendo las mismas: "Plato de arroz seco, con carne, pescado, mariscos, legumbres, etc., característico de la región valenciana, en España" y "sartén en que se hace la paella".
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...