Reconquista a mordiscos: Barcelona estrena el primer Time Out Market de España en un nuevo espacio frente al mar
Después del éxito de Lisboa o Nueva York, algunas de las mejores cocinas de la ciudad se han implicado en un proyecto que pretende recuperar para el público local un espacio que lleva años de capa caída
La revista Time Out nació en Londres a finales de los 60 y, a día de hoy, ya cuenta con más de 300 cabeceras en todo el mundo. Pero en los últimos años ha apostado por un modelo de negocio que combina sus habituales artículos culturales y recomendaciones de restaurantes con la puesta en marcha de mercados gastronómicos. Lisboa fue la prueba piloto y funcionó tan bien que, 10 años después, la idea ya se ha replicado en Nueva York, Boston, Montreal, Chicago, Dubai, Ciudad del Cabo, Oporto... y, desde este viernes, también Barcelona.
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El espacio, de 5.250 metros cuadrados, ocupa parte del Maremágnum, un complejo comercial inaugurado en 1995 en el Port Vell, muy cerca de las Ramblas y en primera línea de mar, que gozó de varios años de esplendor, pero que lleva tiempo de capa caída, atrayendo a más turistas que a vecinos de la ciudad. Pero los promotores del Time Out Market pretenden revertir esa tendencia con una propuesta gastronómica y cultural "pensada para los locales" y con precios ajustados.
Silvia Nuri, la directora del proyecto, explica a Gastro SER que el Time Out Market Barcelona contará "14 cocinas, un restaurante a la carta y 4 bares", además de un espacio de grabación para pódcast y una sala de eventos. Pero lo importante, en este caso, no es tanto el cuánto como el quién, porque los establecimientos del mercado no son las típicas franquicias, sino una cuidada selección de negocios que llevan tiempo destacando en la ciudad.
Negocios con alma
Por ejemplo, dos chefs con estrella Michelin: Jordi Artal (Cinc Sentits) y Fran López (Xerta). Pero también la coctelería Paradiso —elegida como la mejor del mundo en 2022— y unos cuantos bares y restaurantes que, sin ser de alta cocina, sí que han conseguido formar parte de la memoria emocional de la ciudad. Algunos de cocina internacional (pizzas, sushi o tacos mexicanos) y otros más basados en el producto o en la cocina mediterránea.
"Es un mercado pensado para la gente de Barcelona", señala su directora. "La comunicación se hará en catalán y castellano, y contaremos con proveedores y artistas locales. Claro, Barcelona es una ciudad turística y seguro que acaba viniendo algo de público internacional, pero no está pensado para ellos".
En una ciudad saturada de guiris que ahora quiere eliminar los pisos turísticos y que, en el distrito de Ciutat Vella (centro), ya ha suspendido la concesión de ciertas licencias para proteger el comercio de proximidad, la declaración de intenciones del Time Out Market parece encajar muy bien. Entre los establecimientos seleccionados por el equipo editorial, de hecho, figuran varios clásicos de la capital catalana, como Casa Amàlia, Can Ros, Bar Nuri o Colmado Múrria.
Canelones, conservas y fricandó
Abierto todos los días del año (excepto en Navidad) de 10 de la mañana a 12 de la noche, el gran reto del proyecto es conseguir que el público de Barcelona llene un espacio así un lunes por la noche o un miércoles a media mañana. Pero Silvia Nuri confía en que la variedad de su oferta atraiga a todo tipo de clientes: familias, parejas, gente que sale sola, compañeros de trabajo con ganas de afterwork...
En declaraciones de la SER, Laura Noguera (Bar Nuri) recuerda que en el negocio original de sus abuelos, fundado en el Poble Nou en 1962, convivían las tapas clásicas con las partidas de dominó, y que su objetivo es llevar al mercado esa esencia con especialidades de toda la vida, como los canelones o el fricandó. "Ha sido un honor que Time Out nos seleccionara y, así, poder contribuir a la reconquista de un espacio muy chulo y emblemático para la ciudad. ¡Queremos que Barcelona siga siendo nuestra!".
Ernest Pérez-Mas, uno de los socios del centenario Colmado Múrria, confía en que toda la ciudad quiera acercarse a conocer este nuevo espacio, pero tiene claro que su gran reto es conseguir que vuelvan "tres o cuatro veces al año". Una misión a la que piensa contribuir con latas de conserva, embutidos, quesos y vinos, como en el local original, y dando mucho protagonismo al producto local.
"Es imposible recrear un espacio modernista de 1898, pero sí vamos a intentar llevar algo de la cocina pequeño-burguesa de la Barcelona de hace 100 años. Cuando nos lo propusieron, lo primero que hice fue volar a Lisboa para conocer el proyecto, y vi que habían logrado recuperar un barrio degradado implicando a negocios históricos, como el de Mantequerias Silva", explica.
"Es por eso que a los trabajadores del Colmado siempre les pido que intenten hablar en catalán y que, si el cliente pide un vino de fuera, primero ofrezcamos algo de aquí al menos un par de vecesy no recurramos al Ribera o al Rioja hasta la tercera", detalla.
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...