Estafa
"Nos llegó del italiano staffa, con una etimología curiosa. Porque esa 'staffa' nombra el estribo sobre el que se apoya el jinete y de ahí nació el verbo 'staffare', sacar el pie del estribo"
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Madrid
En términos coloquiales, la estafa es un engaño para desplumar a alguien. Y cuando la estafa es notable, la triquiñuela se convierte en delito. Es una palabra que nos llegó del italiano staffa, con una etimología curiosa. Porque esa staffa nombra el estribo sobre el que se apoya el jinete y de ahí nació el verbo staffare, sacar el pie del estribo. La metáfora, por semejanza, dio un nuevo sentido a la palabra, porque el estafado queda en situación tan precaria e incierta como el jinete que pierde el estribo a lomos de su caballo.
La estafa es tan antigua como el ser humano, al menos desde que comenzó a comerciar. Y esa larga presencia ha alimentado todo tipo de sinónimos: el fraude, el timo, el desfalco o el sablazo, al que en América llaman también pechada o pechazo. Incluso algunos engaños con nombre propio han llegado al diccionario, como el tocomocho o el timo de la estampita. La rica palabra estafa tomó también nuevos caminos en la lengua coloquial. Y por eso hoy de una promesa política incumplida, de un espectáculo o de un producto mediocres, o, qué se yo, de un partido de fútbol mal arbitrado, también diremos que son una estafa.
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