Dolly
"Conocimos a los perros de Pavlov o a las moscas de Morgan, identificados genéricamente por el nombre de los científicos que los usaron. Pero después llegaron animales con nombre propio. Dolly, nacida en 1996, es una de las más conocidas. Siguió la estela de Laika, la perrita que en 1957 envió la URSS al espacio sin retorno, la pobre..."
Madrid
Poner nombre propio a las mascotas es una tradición que culminó el proceso de domesticación, de recibir a estos animales en casa, el 'domus' latino. La mayoría han quedado en la historia sentimental de cada familia, pero otros animales pasaron directamente a la historia. Conocimos a los perros de Pavlov o a las moscas de Morgan, identificados genéricamente por el nombre de los científicos que los usaron. Pero después llegaron animales con nombre propio. Dolly, nacida en 1996, es una de las más conocidas. Siguió la estela de Laika, la perrita que en 1957 envió la URSS al espacio sin retorno, la pobre... Como sucedió con dos Albertos y un Yorick, pequeños simios con los que probó la NASA unos años antes.
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Más suerte que Laika tuvieron Belka y Estrelka, que viajaron años después en el Sputnik V y regresaron a la Tierra sanas y salvas. Y más suerte que los Albertos tuvo la señorita Baker, una monita que sobrevivió en 1959 al viaje espacial y tuvo larga vida después, hasta 1984. Pero como en esto de nombrar, todo es empezar, hasta dos arañas lanzadas en 1973 por la NASA tuvieron nombre propio, Anita y Arabella. Ellas consiguieron tejer telarañas en el espacio. Y todos ellos, junto a otros muchos animales sin nombre propio, contribuyeron y contribuyen, inconscientemente, eso sí, a ir tejiendo la historia de la ciencia.
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