Hoy sabíamos de qué queríamos hablar, pero hemos dudado sobre qué palabra elegir, porque tenemos pecho, teta, seno, mama, ubre, pechuga... Ya desde el Diccionario de Autoridades se percibe una cierta especialización cuando nos explican que mama «se usa en la anatomía», mientras pecho se usa «por ser más honesta que teta». Y la evolución continuó después, porque la mama nos dio los verbos mamar o amamantar; la teta, el verbo contrario, destetar; mientras el pecho, en su raíz culta, pectis, nos dio el adjetivo pectoral. Incluso en los dichos se perciben también diferencias. Cuando alguien se divierte «se lo pasa teta» y cuando alguien te acoge lo hace «en su seno». Pero aquí la palma se la lleva el pecho, que sirve para casi todo: «se parte el pecho» o «da el do de pecho» quien se esfuerza, «actúa a pecho descubierto» el valiente; cuando alguien tiene hambre se mete de todo «entre pecho y espalda», «te tomas algo a pecho» cuando te importa o te ofende, si te sientes orgulloso «sacas pecho», cuando educas a alguien «lo crías a tus pechos», el colmo de la satisfacción es que «no te quepa en el pecho», y si alguien se da golpes de pecho por ver a una mujer enseñar su pecho, es que es gilipollas, que no quería hoy quedarme con nada en el pecho.