Tormenta
"En latín era el plural de 'tormentum' y significaba lo que parece. Por eso hoy, con la palabra en femenino nos referimos al fenómeno meteorológico o a perturbaciones de todo tipo, políticas o económicas, sociales o familiares, por ejemplo. Mientras en masculino nombramos una tortura, ya sea física o moral"
Madrid
Con la tormenta metafórica por los insultos racistas a Vinicius y las tormentas reales que están afectando hoy a varias comunidades, se ha quedado un buen día para hablar de la palabra tormenta, que en latín era el plural de 'tormentum' y significaba lo que parece. Por eso hoy, con la palabra en femenino nos referimos al fenómeno meteorológico o a perturbaciones de todo tipo, políticas o económicas, sociales o familiares, por ejemplo. Mientras en masculino nombramos una tortura, ya sea física o moral. Por eso a veces estamos atormentados sin necesidad de que caiga una gota de agua sobre nuestras cabezas.
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Hablar del tiempo es un buen recurso para llenar una conversación de ascensor. Y cuando lo hacemos, nos convertimos en inconscientes políglotas. Porque si hablamos de ciclones, manejaremos el griego; de borrascas, latín; de huracanes, taíno; de tifones, urdu; de galernas, francés; de tsunamis, japonés; de chubascos, galego; de un sirimiri, euskera... Y si la cosa nos pilla en Aragón, el diálogo de ascensor será increíble, pero cierzo.
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