Labrador
"No hace falta llamarse Isidro ni ser madrileño ni trabajar la tierra para considerar este día como propio. Porque todos somos labradores. La palabra nos llegó del latín tardío, 'laborator', que no hace referencia a la tierra, sino al que trabaja, porque 'laborator' era eso, "el que trabaja""
Madrid
Hoy es 15 de mayo y Madrid celebra su patrón, san Isidro Labrador, pero no hace falta llamarse Isidro ni ser madrileño ni trabajar la tierra para considerar este día como propio. Porque todos somos labradores. La palabra nos llegó del latín tardío, 'laborator', que no hace referencia a la tierra, sino al que trabaja, porque 'laborator' era eso, "el que trabaja". Después la t pasó a d y quedó laborador y a algún hispano le pareció más fácil prescindir de la primera o y la cosa quedó en labrador. Y aunque los agricultores se quedaron con la palabra para nombrar su oficio, aún hoy labrador es tanto el que cultiva la tierra como el que, en general, trabaja o puede trabajar en cualquier oficio.
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Otros hispanos menos perezosos siguieron pronunciando "laborador", menos usado hoy, aunque ese rastro lo encontramos en el Derecho Laboral, en las jornadas laborales y en los días laborables del calendario. Y de la misma forma que el labrador labra el campo, escultores y canteros labran la piedra y todos, con nuestro trabajo, nos vamos labrando un futuro. Por cierto, quizás algún oyente tenga un perro labrador, una raza que nada tiene que ver con que ayuden en su tarea a los agricultores sino con su procedencia, la península canadiense de Labrador, un epónimo tomado de uno de los apellidos del navegante que la cartografió a finales del siglo XV, Joao Fernándes Lavrador, con uve, que era portugués.
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