Freidoras de aire: ¿todo ventajas o la nueva gofrera?

Las freidoras de aire (también conocidas como airfryers) llevan meses ganando adeptos, pero también son muchos los escarmentados (por electrodomésticos viejunos que no dejan de acumular polvo) que desconfían de que este nuevo juguete haya llegado para quedarse. La pregunta clave es: ¿merece la pena comprarse una o basta con esperar unos meses para que acabe pasando de moda? O dicho de otro modo: ¿la freidora de aire acabará convirtiéndose en la nueva gofrera? La airfryer, técnicamente, es un horno de convección que dispone de un ventilador en su interior. Gracias a eso, los productos que hayamos puesto dentro no solo se cocinan más rápido que en un horno normal, sino que se pueden conseguir resultados que recuerdan de alguna manera a las freidoras normales, con la enorme ventaja de que apenas requieren aceite. Pero la rapidez y la salud no son sus únicas virtudes. Consumen menos energía que un horno tradicional, se pueden transportar con facilidad (basta con un enchufe para que funcionen) y son muy fáciles de usar: la comida se coloca en la bandeja extraíble, se programa el tiempo y la temperatura... ¡y listo! Actualmente ya hay muchas marcas y modelos en el mercado. Dependiendo de la potencia y del tamaño (las hay individuales y de varios pisos), el precio oscila entre los 50 y los 180 euros. Pero la primera freidora de este tipo la presentó Philips en 2010. Desde entonces han ido mejorando técnicamente y ganando cuota de mercado. Pero el boom, en España, se está produciendo justo ahora. «Ha sido el regalo de estas navidades. Nosotros hemos vendido más de 3000 unidades», asegura Elisabeth Contel, responsable de E-commerce de la cadena de electrodomésticos Miró. Otro indicio del interés que están suscitando las es que el libro Recetas Saludables con Airfryer (Oberón) se ha agostado en solo tres semanas. Sus autoras, las hermanas Ani y Sara Martínez, más conocidas como Fit Happy Sisters, empezaron a usarla por probar, porque se la habían regalado, pero ahora la adoran. «Es un electrodoméstico que ha venido para quedarse. Es muy útil y realmente práctica. Es muy rápida, no y la mayoría de las veces no hace falta precalentar. No calienta la casa, puedes cocinar pescado sin olores... y utilizas muy poco aceite, o nada», explica en la entrevista concedida a Código de Barras. Sara Martínez propone recetas curiosas que mucha gente no se ha planteado que puedan hacerse en una freidora de aire, como unos huevos duros, un pollo al horno, ajos asados, cruasanes de hojaldres... «No es como una freidora ni como un horno. Es un mix, pero el resultado es muy bueno». De entrada, de todas formas, las Fit Happy Sisters no fueron tan entusiastas. Apenas usaron el primer modelo de airfryer que tuvieron porque, según cuenta Sara, aún no funcionaba tan bien. Una reflexión parecida a lo que opina Jordi Cruz, chef de Abac y jurado de Masterchef: «Son una buena idea, pero hay que trabajarla. Yo soy imagen de Moulinex, pero creo que hay que darles una vuelta para que realmente te hagan, rápido y en cantidad suficiente, algo más parecido a lo que la gente espera de una patata frita». David de Jorge, que colabora con la marca Jocca, en cambio, es bastante más entusiasta: «Es un horno de sobremesa. La gente se hace pajas mentales, pero no deja de ser un horno que se enchufa y se coloca al lado de los fuegos. Lo curioso es que la gente no le tiene miedo y esa es su gran virtud. Se está haciendo un hueco por méritos propios. A mí, por ejemplo, me gusta mucho cómo quedan los mejillones con tomate o las verduras asadas que luego incorporo a una crema». Sara Martínez asegura que en su libro aparecen un montón de recetas rápidas y saludables: manzanas asadas, langostinos especiados con lima, palomitas, tortilla de patata, brochetas de salmón, champiñones rellenos, granola casera, coulant de chocolate... «No somos Jordi Cruz, pero son recetas para el día a día». Sí conviene tener en cuenta, de todas formas, que no hay que llenar mucho la cubeta y que, para reducir aún más la cantidad de grasa, lo ideal es pulverizarlo. Pero la única garantía de que no va a convertirse en un trasto inútil es cocinar en casa. Ese es el auténtico reto.

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Carlos G. Cano

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