Paquete
"No tenemos que explayarnos en explicar otros usos coloquiales de la palabra: “ir de paquete en una moto”, “meter un paquete” a alguien o “marcar paquete”, algo que, también metafóricamente, suelen hacer los responsables políticos cuando realizan el balance de su gestión o nos presentan sus medidas"
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Madrid
Todos los medios hablan hoy del paquete de medidas que ayer presentó el presidente del Gobierno para seguir contrarrestando la crisis. Y esa es la palabra de hoy, paquete, un término polisémico donde los haya. Primero nombró un fardo pequeño; después, un fardo, sí, pero bien ordenado y bien envuelto: en estos días las casas se llenan de esos mágicos paquetes. Y más tarde, por la vía de la metáfora, pasó a nombrar un conjunto de algo, de decisiones, de servicios o de bienes: un paquete de medidas, un paquete de vacaciones o un paquete de acciones bursátiles, por ejemplo. Y no tenemos que explayarnos en explicar otros usos coloquiales de la palabra: “ir de paquete en una moto”, “meter un paquete” a alguien o “marcar paquete”, algo que, también metafóricamente, suelen hacer los responsables políticos cuando realizan el balance de su gestión o nos presentan sus medidas.
Por cierto, esta palabra no nos llegó ni del latín ni del griego, que suele ser lo frecuente. La heredamos del francés y lleva su origen grabado a fuego en el sufijo. Porque, aunque no todas, muchas palabras españolas terminadas en –ete vinieron de allí: bufete, billete, filete, florete, cadete, casete, torniquete o gabinete, por ejemplo. En algunos países hispanohablantes un paquete puede ser tanto una persona torpe y aburrida como elegante y educada. Así que preguntemos antes de que alguien nos ponga en un brete al nombrar la palabra paquete.
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