Infamar
"El tuitero condenado por difundir las imágenes de una agresión machista cometida en China para señalar a un menor marroquí de Canet de Mar, y las declaraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid acusando a Sánchez de querer matar y encarcelar a la oposición como en Nicaragua, nos inspiran hoy para hablar del verbo infamar", la palabra del día de Isaías Lafuente
Madrid
El tuitero condenado por difundir las imágenes de una agresión machista cometida en China para señalar a un menor marroquí de Canet de Mar, y las declaraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid acusando a Sánchez de querer matar y encarcelar a la oposición como en Nicaragua, nos inspiran hoy para hablar del verbo infamar, que tiene un hermano, difamar, para nombrar una misma acción: desacreditar a alguien para borrar su honra o estimación pública. Ambas se forman a partir de la palabra fama y de dos prefijos que implican negación u oposición. Así de sencillo.
La familia se completa con sustantivos como difamador o infamador, menos usado; difamación o infamación, igualmente poco extendido; y con infamia o difamia, una palabra definitivamente enterrada pero que sigue en el diccionario para poder desentrañar antiguos textos que hablen de difamaciones. Evidentemente, cualquier infamia se basa en un bulo, en una acusación falsa, porque si fuese cierta no sería difamación sino mera descripción. Y por eso infame no es el receptor de una infamia sino, en todo caso, sería su autor, "alguien malo y vil en su especie, que carece de honra, crédito y estimación", según describe el diccionario de manera precisa. Y la historia y el presente están llenos de famosos difamadores infames.