La contradicción de ser gallego y no querer pulpo: el motivo por el que Manuel Burque ha renunciado a pedir su plato favorito
El presentador de 'Buenismo Bien' detalla cuál es su plato estrella y por qué no publica fotos del resultado
Madrid
Manuel Burque nació en Tenerife, la mitad de su familia es canaria y, según dice, adora la cocina de las islas. Pero creció en Galicia y, gastronómicamente, se siente muy gallego y mucho gallego. Él lo explica de manera aún más radical. "Soy un nazi, culinariamente hablando. La cultura gallega me parece superior", asegura en la entrevista concedida a Gastro 25.
Burque tiene muchas pestañas abiertas: guionista de Tadeo Jones 3, presentador de Buenismo Bien, narrador de Chapapote, pastor de obsesiones en Dentrísimo... ¡y también actor! En la película La vida padre, de hecho, interpreta a un inspector de la Guía Michelin. "El chef Diego Guerrero, que nos asesoraba durante el rodaje y preparaba los platos, me dio un par de consejos", explica. "Y el director, Joaquín Mazón, me pidió que fuese 'muy desagradable'. Parece ser que los inspectores son así: gente estirada. El traje y las gafas me ayudaban, y eso es lo que hice: sentirme superior".
Pero en su sección de los domingos en el A Vivir, donde comparte espacio con Ángela Quintas, se muestra mucho más indulgente con la comida que tiene catar. "No quiero hacerles un feo y soy muy buenista. Normalmente digo que 'está bueno', pero a veces sí digo que algo está 'muy bueno'. Aunque puede ser que a veces diga que algo está bien cuando, en realidad, no me ha gustado... y eso es prevaricar", confiesa.
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Adicto al picante
Sus peores experiencias gastronómicas tienen que ver con la cebolla y la leche, dos ingredientes que le sientan fatal. Una vez, por San Esteban, de hecho, Lourdes Lancho le incitó a atiborrarse de canelones con bechamel... y jamás podrá olvidarlo. El picante, en cambio, le fascina.
"Me he llegado a echar picante en la tostada de aguacate con pavo del desayuno", explica. "Si me invitan a A las bravas, me va a parecer poco. Luego vas al baño y lo flipas porque arde por delante y por detrás. Pero sí, soy muy adicto. ¡Se lo echo a todo! Una vez, con un curry, no es que me picara... ¡Es que dolía! Mi chica me preguntó si pensaba dejarlo, como provocándome, y yo, al principio, hice como que no iba a entrar en esas provocaciones, pero me lo terminé comiendo porque la boca se fue adaptando al dolor".
"La puta la madre"
La del curry no ha sido su única experiencia extra hot, de todas formas: "En Canarias me pusieron un pulpo acompañado de algo que parecía un pimiento de Padrón... y no lo era. Allí le llaman "la puta la madre" y recuerdo que empecé a llorar y que me trajeron leche, pero claro, no podía tomarla... '¿Cómo te comes eso?', me decían. ¡Lo pasé muy mal! Bueno, pues ni siquiera eso se acerca a un pimiento de Padrón de los que pican. No he probado nunca nada tan picante como un pimiento de Padrón. Ahora pican menos, pero hace 20 años te podían joder una comida".
Para Burque, lo gallego es siempre lo más y lo mejor. Pero incluso desde esa perspectiva tan nazi admite que los tópicos de la cocina gallega no siempre se corresponden con la realidad: "Se dice que la cocina gallega solo es producto y cantidad a buen precio, pero en Santiago hay muchos restaurantes de cocina gallega elaborada. De hecho, hacer buen un pulpo tiene su cosa. O un lacón con grelos... o una filloa".
¿Fariseísmo culinario?
Manuel Burque asegura que cocina mucho y que, generalmente, apuesta por los platos y rápidos y saludables. "Cocino cosas de Ángela Quintas para cuidarme e intentar controlar mi colesterol", dice. Pero al rascar un poco (y mostrarle el vídeo en el que él mismo confesaba consultar recetas de OK Diario) confiesa que su plato estrella es el "pollo crujiente".
"Estilo Kentucky, pero sano", alega. "Compro pollo de corral que cuesta una pasta, pido que me lo troceen... y cojo harina integral de centeno, copos de maíz integrales y huevos de corral. Lo rebozo, añado un poquito de aceite... ¡y al horno! Le echo un poquito de picante a mi parte... y es comida de dioses".
Máximo respeto a los veganos
Pero, aunque accede a contar cómo se hace, Burque se niega a publicar fotos del resultado. Es humorista, sí, pero sus convicciones gastronómicas son cosa seria: "No me gusta mucho compartir comida de platos con carne. Me parece irrespetuoso con mis seguidores. Igual es una tontería, pero siento máximo respeto por los veganos. Yo no renuncio a comer carne, pero ¿por qué lo tienen que ver?".
Con el pulpo, de hecho, le pasa algo parecido: "Antes hacía mucho pulpo a la gallega, era mi comida favorita, pero son animales especiales y hay que consumir menos, así que ahora intento no pedirlo y solo lo como si alguien lo pide. Hago lo mismo con la carne roja: nunca compro para casa. Que la comida sea tan barata es sospechoso. Para que yo tenga esa comida en el plato hay que ver a quien perjudicamos por el camino".
"Tampoco soy ultracoherente"
"No me gusta criticar porque yo tampoco soy ultracoherente", asegura al preguntarle por la constante presencia de alta cocina en los medios de comunicación. "Pero está claro que evidencia las desigualdades y hay un componente machista supergrande. La cocina, en el hogar, era un terreno de las mujeres, pero cuando hay que reconocerlo y dar premios, son solo hombres. ¡Da mucho que pensar!".
En lo que sí se muestra intransigente es en el café: "Es un delito que este país no tenga buen café. El café en España es una basura increíble. Tenemos una cultura que viene del torrefacto, de hervir la leche y de servirlo todo supercaliente. ¿Por qué nadie se ha planteado que sea bueno, si lo tomamos todos los días? Yo muelo el café. Tengo mi molinillo, un aeropress y sigo los consejos de mis amigos baristas".
Gastro 25 | Una despensa del tamaño de Chile
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Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...
