Dimisión
"Aprovechemos esta dimisión para recordar que dimitir es un verbo intransitivo -uno, o una, dimite-, mientras que, si le abren la puerta para indicarle amablemente que se vaya, el verbo correcto es destituir", la palabra de Isaías Lafuente
Madrid
Dimisión es una de esas palabras que se explican por sí mismas si sabemos lo básico: que el prefijo di- indica separación y que la palabra misión nombra el poder que se da a alguien para desempeñar un cometido. Así que cuando alguien decide abandonar ese cometido, dimite, como hoy lo ha hecho la premier británica Liz Truss. Las dimisiones no son frecuentes. Bueno... salvo en el Reino Unido, que llevan cuatro en menos de seis años. Pero los abandonos, aunque sean escasos, se producen en todas las esferas de poder. Y como los poderosos son muy suyos, algunos han adoptado otros verbos para referirse a lo mismo. Los reyes, por ejemplo, no dimiten, abdican. Y los papas ni dimiten ni abdican, renuncian.
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Aprovechemos esta dimisión para recordar que dimitir es un verbo intransitivo -uno, o una, dimite-, mientras que, si le abren la puerta para indicarle amablemente que se vaya, el verbo correcto es destituir. O deponer, que, aunque sea sinónimo, se ha ido especializando: para referirnos a quien es apartado del poder por la fuerza o para nombrar al acto universal y cotidiano de "exonerar el vientre", fijaos qué finos son los académicos. Y qué precisos, porque, en realidad, cuando alguien dimite, cesa, abdica, renuncia o es destituido suele ser porque previamente la ha cagado, como Liz Truss.
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