Presupuesto
"Porque da lo mismo de qué presupuesto hablemos, la diferencia entre creérselo o considerarlo una milonga solo depende del gobierno que lo haya elaborado y de quién lo reciba desde la oposición", la palabra del día de Isaías Lafuente
Madrid
Llevamos horas dándole vueltas a los Presupuestos del Estado que el gobierno aprobó ayer. Es una materia difícil para los legos en números, como es difícil de entender a través de qué carambolas hemos llegado a llamar presupuesto a este tipo de cuentas. Porque si un supuesto es algo considerado verdadero sin la seguridad de que lo sea, un presupuesto, es decir, algo previo a esa incertidumbre, ya es para temblar. Y es verdad que, sin ser ministro de Hacienda, cualquiera que haya pedido presupuesto para una obra en casa sabe de esa zozobra que lo acongoja hasta que los obreros salen con sus enseres por la puerta.
El lingüista nos dirá que es que ese presupuesto no viene de supuesto, sino del verbo presuponer, que es hacer el cálculo previo de gastos e ingresos y dar por sentado o cierto algo. Pero de nuevo esta certeza choca paradójicamente con la etimología. Porque suponer es considerar como cierto algo a partir de determinados indicios, pero también dar por cierto algo que no lo es o no tiene por qué serlo. Con lo que volvemos al punto de partida que, por cierto, es el que alimenta siempre el debate político. Porque da lo mismo de qué presupuesto hablemos, la diferencia entre creérselo o considerarlo una milonga solo depende del gobierno que lo haya elaborado y de quién lo reciba desde la oposición.
