Comer como hace siglos
Madrid cuenta con uno de los restaurantes más antiguos del mundo si no el que más. Dejando de lado las rencillas de su antigüedad, nadie puede negar que el restaurante Botín marca un listón muy alto en la historia de la cocina y en la propia historia del Siglo de Oro en Madrid
Madrid
El origen del restaurante Botín es, en realidad, francés. Sí, un francés muy madrileño lo abrió en el siglo XVIII, exactamente en 1725, por Jean Botín un español que hizo en este mismo lugar una fonda. En la actualidad el restaurante está regentado por los descendientes del sobrino de Botín, quien tomó las riendas de la cocina y que aún hoy sigue dando algunos de los mejores asados de Madrid. Algunos dicen que el origen previo a esta fonda abierta por el francés hay que verlo en la Hostería Española siglo XVII, lo que retrasaría cien años más su historia, aunque no hay evidencias de ello por las menciones contemporáneas de que se tratara del mismo local.
Magia del Siglo de Oro
Realmente la magia del restaurante Botín va más allá de la calidad de su cocina y quizás de su historia. El propio edificio es absolutamente único. Se trata de un enclave que ofrece una visión directa de cómo eran las casas y las construcciones en el Siglo de Oro español. El Madrid de los Austrias era así, con casas con fachada de ladrillo de hasta 4 plantas. Descubrimos singularidades en la altura de las puertas, las escaleras estrechas en las que apenas podían pasar un par de personas, el enlosado rojizo, las paredes encaladas, los listones de madera haciendo de dinteles… Entrar en el Botín nos hace viajar en el tiempo a una época, la de Miguel de Cervantes, en la que los espacios eran más recogidos y la decoración, abigarrada, nos hace imaginar cómo cuatro mosqueteros toman vino y comen alubias en una de las esquinas del salón principal. Hoy, lógicamente toda esa decoración es “vintage”, un revival de lo que fue pero que nos acerca a la historia de Madrid cuando fue la capital de un gran imperio.