Italia se vuelca en un largo adiós de tres días a Raffaella Carrà
La despedida comenzó este miércoles con un recorrido por los estudios de la RAI, donde desarrolló gran parte de su carrera, y después se instaló la capilla ardiente en el palacio del Campidoglio, sede del Ayuntamiento de Roma, que permanecerá hasta el viernes
Roma
Italia se despide desde este miércoles de su gran diva, Raffaella Carrà, fallecida el lunes a los 78 años, con unas exequias de tres días que empezaron con el desfile de su féretro por los estudios televisivos desde los que conquistó al mundo entero.
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El país, aún conmocionado por la inesperada noticia de su muerte, se ha volcado para honrar por todo lo alto a una de sus artistas más populares y queridas, también en el extranjero, sobre todo en España y Latinoamérica, con infinidad de eventos y propuestas de todo tipo. Y este miércoles llegó la hora de despedirse de esta mítica rubia que con su característico desparpajo y humor deleitó a medio mundo con sus canciones bailables y sus exitosos programas televisivos.
Un funeral por todo lo alto
La diva será despedida con unas exequias de tres días que dieron inicio este miércoles con un recorrido por los estudios televisivos en los que nació y acrecentó su leyenda, los de la televisión pública RAI, como una última gira.
Su féretro, una austera caja de madera con un pequeño ramo de rosas amarillas, su color preferido, salió de su domicilio a bordo de un coche escoltado por motos de la Policía, en el barrio Vigna Clara, en la apacible periferia norte de la capital.
Después emprendió su periplo por los estudios de la RAI, templos del espectáculo en aquella época dorada (pero en blanco y negro) en la que debutó, en los años sesenta. El primero fue el auditorio del ente en el Foro Italico, que ya han propuesto bautizar con su nombre. A su puerta, cientos de personas recibieron al vehículo fúnebre entre aplausos, pese al intenso calor que impregna la ciudad.
Después pasó por la sede central de Vía Mazzini y el coche entró incluso a su patio principal, donde varios policías se cuadraron a su presencia y fue recibido con sus canciones y con el aplauso emocionado de cientos de compañeros, amigos y seguidores.
Acto seguido llegó a los estudios de vía Teulada, donde se rodó el programa Studio Uno, y también al Teatro de las Victorias. Fue en este último lugar donde grabó el programa de variedades Canzonissima, un hito en su ascenso. De hecho acabó en boca de todos al aparecer por primera vez en 1971 con un vestido que dejaba ver su ombligo, escandalizando a la Italia mojigata de la época.
Y fue también en ese programa en el que presentó una de sus canciones más famosas, "Tuca tuca", y su baile en pareja, que consistía en tocar las rodillas, las caderas o la cabeza del otro, lo que despertó a la censura e irritó al mismísimo Vaticano.
Conmoción en capilla ardiente
Tras hora y media de recorrido por Roma, el coche fúnebre llegó al palacio del Campidoglio, sede del ayuntamiento, donde se instaló una capilla ardiente hasta la mañana del viernes.
En el lugar, y a la sombra, se congregaban cientos de personas, entre ellos también muchos jóvenes, para ser los primeros en decir adiós a aquella enjuta y sonriente mujer de brillante melena rubia con la que crecieron a través de la pantalla o de las ondas.
Una de ellas es Mery, de 59 años, que recuerda en una conversación con Efe las veces que tuvo contacto con la diva después de entrar a trabajar en el vestuario de la RAI: "Hizo mucho bien a los jóvenes", sostiene emocionada y con un ramo de flores blancas en la mano.
Salvatore, de 67 años, apuntó que en las décadas de 1970 y 1980 la presencia de Carrà en la televisión supuso, a su parecer, "un atisbo de libertad, de vida y de belleza" que ha perdurado con el tiempo.
Su figura siempre inspiró la creatividad de Alessandro, de 47 años, que ha creado varias muñecas para ella. La última la llevó consigo a la capilla ardiente, vestida de rojo, uno de los colores que más vistió en sus espectáculos, como el de su tema "Fiesta".
Roma, ciudad adoptiva
La artista, que falleció por una enfermedad no aclarada, aunque se especula con un tumor, hizo de Roma su ciudad, aunque nació en la norteña Bologna en 1943 con el nombre de Raffaella Maria Roberta Pelloni. El pseudónimo llegaría después, en los albores de su fama.
No obstante la capital la despedirá con todos los honores que merece. Tras el cortejo fúnebre, el féretro fue recibido a las puertas del Campidoglio por la alcaldesa, Virginia Raggi, y después ubicado en la sala de la Protomoteca para la capilla ardiente.
Se espera que miles de personas desfilen por la sala para dar su último adiós a la estrella hasta el viernes. Dentro, el libro de firmas empezaba ya a llenarse a pocos minutos de su apertura con palabras de admiración y cariño hacia esta italiana universal. Las honras culminará el viernes con un funeral en la iglesia de Santa María in Ara Coeli y después será incinerada.