Más de treinta años de cárcel por un caso de violencia machista "extrema e inhumana" en Navarra
El Tribunal Supremo confirma la condena de 32 años de cárcel impuesta a un hombre por maltratar, violar y torturar a su pareja en Navarra
Para cuando ocurrieron los hechos ya había sido condenado por vejar y maltratar a una menor de edad pero no entró en prisión
![](https://cadenaser.com/resizer/v2/U7BSFLPWI5N3RPWTBLUE5SB4H4.jpg?auth=2462fcc497dac5366079bb234564d1d32a4315cf4617380078a201acee37ef23&quality=70&width=650&height=487&smart=true)
Pancarta en la manifestación feminista del 8 de marzo de 2020 en Madrid / Jesús Hellín (Europapress)
![Pancarta en la manifestación feminista del 8 de marzo de 2020 en Madrid](https://cadenaser.com/resizer/v2/U7BSFLPWI5N3RPWTBLUE5SB4H4.jpg?auth=2462fcc497dac5366079bb234564d1d32a4315cf4617380078a201acee37ef23)
Madrid
El Tribunal Supremo ha confirmado una condena de 32 años de prisión para un agresor machista de Navarra que en 2017 perpetró una agresión sobre su pareja que los jueces califican de "bárbara, salvaje, despiadada y humillante" usando una violencia "extrema e inhumana". El acusado ya había sido condenado apenas un año antes por maltratar y vejar a otra joven menor de edad pero no había entrado en prisión y cometió esta segunda brutal agresión pocos meses después.
Más información
Los hechos, según la sentencia a la que ha tenido acceso la Cadena SER, tuvieron lugar en la Ribera navarra en 2017. El acusado y la víctima habían empezado su relación y habían tenido una hija cuando ella todavía era menor de edad, empezando desde el principio a maltratar a la joven con insultos, vejaciones y golpes. La víctima, según la Justicia, entró en un estado de "sumisión aprendida, pasividad y despersonalización" ante la persistencia de las agresiones.
El episodio más grave llegó en mayo de 2017, cuando el acusado encerró a la joven en casa después de sospechar que había cometido una infidelidad. Empezó entonces un episodio de violencia que los jueces navarros y del Supremo que han examinado el caso califican de "extrema, inhumana, bárbara, salvaje, despiadada y humillante" hablando incluso de "sadismo y perversidad" que incluyó golpes, violaciones, intentar que mantuviera relaciones sexuales con el perro o llegar a introducirle llaves candentes y el palo de una escoba por el ano.
El Tribunal Supremo acaba de confirmar la condena que el Tribunal Superior de Justicia de Navarra impuso a este agresor machista reincidente: un total de 32 años de prisión por delitos de maltrato, agresión sexual, lesiones y revelación de secretos. Este último delito viene porque el acusado, además de perpetrar el brutal ataque, sacó fotos de algunos de esos momentos sin el consentimiento de la víctima.
Maltratador con antecedentes
La resolución, que ha tenido como ponente al magistrado Juan Ramón Berdugo de la Torre, no es la primera condena por violencia machista que pesaba sobre el agresor. Según ha podido examinar esta emisora unos meses antes ya había sido condenado por vejar y maltratar a otra menor de edad con la que mantuvo una relación años antes: una menor a la que maltrataba, insultaba y pegaba consiguiendo además que se fugara en diversas ocasiones del centro de acogida de Navarra en el que vivía.
En aquella ocasión, ante la Audiencia de Navarra, el acusado reconoció los hechos y aceptó su condena: dos años de cárcel por tres delitos distintos de maltrato, otro de inducción al abandono familiar y otro más leve de amenazas. Esos hechos ocurrieron entre 2010 y 2012 y el acusado, que no tenía antecedentes penales, evitó la cárcel: la sentencia del Supremo que hoy revela esta emisora explica que aquella condena fue impuesta en mayo de 2016 y que su ejecución fue suspendida unos pocos meses después. Para entonces ya estaba con su segunda víctima.
"Bárbara, salvaje, despiadada"
El Tribunal Supremo confirma su segunda condena rechazando todos y cada uno de los argumentos de su recurso calificando estos episodios como una "violencia extrema e inhumana" e incluso hablando de "sadismo y perversidad" en una actuación "bárbara, salvaje, despiadada y humillante" a través de un "brutal ataque". El acusado, por ejemplo, intentó defender que algunas de las relaciones sexuales fueron consentidas o que no se le debía aplicar una agravante relativa al trato humillante que dispensó a su víctima durante las once horas en que estuvo sometiendo a la joven a tortura.