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Siria: diez años, diez historias

Alimentar la solidaridad con hummus

Boshra, que llegó de Siria como refugiada hace 9 años, cocina como voluntaria en un restaurante solidario en Amán

Boshra, que llegó de Siria como refugiada hace 9 años, cocina como voluntaria en un restaurante solidario en Amán / Cadena SER

Boshra, que llegó de Siria como refugiada hace 9 años, cocina como voluntaria en un restaurante solidario en Amán

Jordania

Nos sentamos en el callejón más colorido de Amán, conocido como la 'escalera de Kalha', aunque la mañana está fría. Boshra nos trae un té y empieza a contar bastante entusiasmada. "Me encanta esta ciudad, a pesar de todo me ha dado muchas oportunidades" dice sonriente en un buen castellano.

Si el rumbo de Siria no hubiera cambiado hace una década -o si hubiera cambiado para bien-, su vida sería seguramente muy distinta. Habría seguido viviendo con su familia en Dara'a, la ciudad del sur del país, a un paso de Jordania, en la que todo empezó en 2011. Pero carambolas de la vida, la guerra les llevó a huir, a convertirse en refugiados en ese país vecino, y ella acabó yendo a la universidad para estudiar filología inglesa e independizarse de los suyos para llevar su propia vida.

Hoy Boshra es una traductora e intérprete apasionada del senderismo y varios deportes más, que los sábados ayuda en el restaurante Ezitti. Es un local muy pequeño, con la cocina a la vista y tres mesas. A un lado, un panel de corcho está lleno de tickets pegados con chinchetas. "Una persona puede venir, pagar un plato para ella y un extra para otra persona", explica Boshra.

Para que nadie deje de pedir una comida por vergüenza, ni siquiera se tiene que explicar nada: cuando alguien se va discretamente sin pagar, se coge un ticket de la pared y se añade a la contabilidad. Los platos son sencillos y sanos, tradicionales y vegetarianos, sobretodo porque al precio de la carne estos días, la mecánica del local sería inasumible con materias primas muy caras.

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'Ezitti' lo fundó un refugiado de Palestina -la mayoría de los jordanos son de origen palestino- que pensó que las redes familiares en que nos apoyamos cuando las cosas nos van mal, bien pueden ser más amplias: que la red de apoyo se amplíe a toda persona que quiera ayudar a otra. Y eso es más o menos en resumen el significado del nombre de este restaurante.

Boshra vino hace tres años atraída por la idea de poder hablar con algunos de los extranjeros europeos que frecuentan el local. Pero se dio cuenta de que era mucho más, descubrió la satisfacción de ayudar a otras personas, que "incluso en una ciudad pequeña, sin mucho dinero y que no parece 'fancy', hay quienes se preocupan por los demás". Y hablando desde su propia experiencia, "puede que no parezca mucho, pero significa mucho para quienes vienen aquí".

En una mesita desayuna un viejillo del barrio, que viene cada día, según nos cuenta ella. La situación límite que viven las familias sirias -dentro y fuera del país- desde hace una década hace que las redes de solidaridad sean un sostén fundamental para muchas de ellas. Boshra tiene que pagar dos alquileres con su sueldo, el de su casa en Amán, y el de su familia, en una ciudad de la periferia, porque el padre ha perdido el trabajo por la crisis de la COVID.

La paradoja es que si se ha independizado es precisamente por la relación con su familia, a la que describe como "un poco conservadores". Se corrige, "bueno, muy conservadores". La experiencia de luchar por salir adelante y elegir su propio camino es la que le lleva a querer de alguna manera ayudar a chicas en una misma situación a evitar que no elijan su propia vida "simplemente porque no saben que hay otras formas de vivir".

Sabe que su destino si por ejemplo en lugar de a Amán su familia hubiera ido a un campo de refugiados sería estar casada y con varios niños, sin otro horizonte que cuidarlos. "La idea es que te tienes que casar, casarte para satisfacer a la familia, a la sociedad", nos explica.

Por mucho que le guste Amán, cuenta también la discriminación que sufren los sirios en muchas cosas, por ejemplo para poder trabajar en ciertos sectores, o en cosas más sencillas como sacarse el carné de conducir "o ir a ciertas zonas del país, a las que no te dejan acercarte porque las consideran sensibles".

En todo caso volver a Siria no es una opción para ella, porque su casa allí está destruida. Pero también los sueños de hace una década: "Quería que las cosas cambiaran, aunque ya entonces tenía pocas esperanzas porque sabía lo horrible que podía ser el régimen". Pero no cambiaron entonces, y "ahora no está mejorando. Inshallah en otros diez años".

 
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