Un entrenador da positivo en COVID-19, pero ninguno de los 50 deportistas del gimnasio se contagia
La clave, el rediseño de la ventilación de la estancia
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Las medidas adicionales son clave para evitar la expansión de la COVID-19. / Bienvenido Velasco (EFE)
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Madrid
¿Cómo abrir un gimnasio al público durante una pandemia? Esa fue la duda que se plantearon muchos propietarios cuando el coronavirus permitió la reapertura de este tipo de locales. En España, fue en junio, como en algunas zonas de Estados Unidos.
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Velvet Minnick, la dueña de un gimnasio en el estado estadounidense de Virginia, fue una de las afectadas por la situación. Según publica la CNN, en el momento en el que pudo volver a permitir la entrada de deportistas en sus instalaciones, se puso en contacto con Linsey Marr, profesora de ingeniería civil y ambiental en Virginia Tech que se incorporó hace un par de años al gimnasio. Con experiencia en la transmisión aérea de virus, calidad del aire y nanotecnología, recomendó a Minnick que rediseñara la ventilación de las instalaciones.
Un positivo, cincuenta contactos y ningún contagio
Este rediseño de la circulación del aire y otras medidas adicionales, como la separación de tres metros entre las estaciones individuales de ejercicio, hizo que nadie se contagiara cuando uno de los entrenadores dio positivo en COVID-19. "Sabía que el virus se transmitía principalmente a través del aire así que pensé que era realmente importante tener una buena ventilación para que no todos pudieran respirar el mismo aire", explicó Marr a la CNN.
De hecho, de los cincuenta atletas con los que el entrenador había estado en contacto ninguno desarrolló síntomas. "Me comuniqué con todos mis miembros un lunes. Y luego con los encargados del rastreo de contactos del departamento de salud", dijo Minnick, cuya prioridad no solo ha sido recuperar a sus clientes, sino también mantenerlos a salvo.
Las medidas que han evitado el contagio
La profesora de ingeniería civil y ambiental analizó cuál era la situación del gimnasio: "Hice los cálculos sobre cuán grande era el espacio, cuáles eran las velocidades típicas del viento en el área y, si las puertas estuvieran abiertas, cuál sería la ventilación resultante". Con las conclusiones extraídas y al considerar que no hay brotes por encima de un cierto umbral de ventilación en interiores, sugirió a Minnick una reestructuración de las instalaciones y de su ventilación.
Así, la dueña creó estaciones individuales limitadas con una cinta naranja y con todo el equipo necesario en su interior, para evitar que los deportistas se muevan por el gimnasio. Además, están cerca de las puertas y hay tres metros de distancia entre ellas. "Tres metros de espacio siempre ha sido mi mantra", aseguró Marr. Gracias a las precauciones tomadas, ahora no hay que lamentar ningún contagio pese al positivo del entrenador.