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Bruselas renuncia al reparto obligatorio de refugiados y apuesta por reforzar las fronteras y las expulsiones

Bruselas abre la puerta a un reparto voluntario para solicitantes ilegales manteniendo la responsabilidad de los países del Sur. Un sistema de vuelos nacionales de retorno podría permitir repartir inmigrantes sin derecho al asilo

Algunos refugiados del campo calcinado de Moria / YARA NARDI (Reuters)

Algunos refugiados del campo calcinado de Moria

Bruselas

La Comisión Europea responsabiliza al Sur de las llegadas de inmigrantes. El principio que rige la política europea de inmigración no cambia, pero abre la puerta a un reparto voluntario para solicitantes ilegales.

Es una vieja pelea. El Norte cree que los gobiernos del Sur dejan pasar sin control a quienes desembarcan porque lo que desean los que llegan es obtener el asilo en países ricos y con futuro laboral claro. Por esto la propuesta de repartir tan sólo a quienes tienen el asilo concedido no resuelve los problemas de campos como el de Lesbos donde esperan una devolución improbable quienes no reúnen las condiciones para obtener el asilo.

La respuesta que ha presentado este miércoles la Comisión tiene en cuenta el problema, aunque la puerta que hoy se abre lo hace como si se quisiera enmascarar la respuesta. “El primer objetivo es ayudar a los Estados miembros bajo presión para un retorno rápido de quienes no tienen el derecho a quedarse”. Este sistema permitiría repartir inmigrantes sin derecho al asilo con objetivo de preparar viajes de retorno colectivos.

Y aunque como demuestra Moria, los retornos forzados son un fracaso confirmado de la estrategia europea del asilo, la Comisión confía que a nivel nacional sea más fácil para algunos gobiernos negociar con países terceros amigos. Este es el argumento que les permitirá sacar a inmigrantes sin derecho al asilo del campo en el que lleguen para reducir la tensión en el país de entrada.

Un proyecto a desarrollar por la Comisión Europea que busca con esta idea reequilibrar el peso “de la responsabilidad excesiva” de los países que en la práctica ejercen de frontera exterior europea.

La presidenta de la Comisión que había anunciado la “abolición del reglamento de Dublín” presenta esta iniciativa como “un nuevo comienzo para recuperar la confianza entre Estados y la de los ciudadanos” a quienes de momento no se explica si estos movimientos implicarán una estancia permanente o temporal de los inmigrantes repartidos si los vuelos de retorno no se hacen.

Es un tema importante en los países donde la ultraderecha crece desde el 2015 aprovechando el miedo que provocó la llegada masiva de quienes huían de la guerra de Siria. Los gobiernos del Este de la UE, liderados por Hungría, se negaron entonces a aceptar refugiados abriendo las fronteras para facilitar una marcha descontrolada hacia Alemania cuyas imágenes siguen marcando este debate.

El rechazo del Este llegó a los tribunales europeos pero a pesar que Hungría perdió su pulso en ellos, la Comisión mantiene hoy un Mecanismo de Solidaridad a la carta que en la práctica convierte en voluntario este reparto de asilados porque permite a un gobierno que quiera rechazarlos invertir en operaciones Frontex como alternativa al reparto solidario.

La Comisión presenta este proyecto como un Mecanismo de solidaridad “flexible” porque obligatoriamente implica cooperar aunque manteniendo la opción de hacerlo a la carta. "Los problemas son los de siempre pero hoy buscamos un equilibrio entre ellos, esta es la diferencia", ha dicho la comisaria Johansson.

 
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