Ocio y cultura

Jorge Carrión: "Amazon, Netflix cotizan en paraísos fiscales, no tiene que recibir nuestra solidaridad

El escritor analiza en 'Lo Viral' estos meses de pandemia en una comparación del COVID-19 con la viralidad en redes

Imagen de archivo de Jorge Carrión / EFE

Imagen de archivo de Jorge Carrión

La pandemia ha generado todo tipo de publicaciones, científicas, sociológicas, culturales y hasta novelas y series basadas en lo vivido en el confinamiento. Y entre esas publicaciones sobresalen algunas miradas que aportan nuevas reflexiones en este momento extraño de desescalada total, pero con ese miedo a poder volver a la reclusión total.

Uno de esos libros es Lo viral (Galaxia Gutenberg) de Jorge Carrión, doctor en Humanidades Jorge Carrión quedó finalista del Premio Anagrama de Ensayo. Escrito a mitad de camino entre el ensayo y el diario personal, Lo viral, continúa alguna de las cosas exploradas por el autor en Conta Amazon; ya que según Carrión la empresa es la gran ganadora de toda la pandemia. Pero además, indaga en cómo este virus ha acelerado la viralidad tecnológica.

¿Qué te lleva a publicar Lo Viral?

Pues yo creo que el miedo. El miedo irreflexivo, primigenio, irracional al futuro, de estar encerrados y no saber cuándo íbamos a salir. Recuerdo que tuvo insomnio, algo raro en mí, y a las cinco de la mañana empecé a escribir un texto que no sabía qué era ni qué iba a ser, pero que empezó a tener la forma de una reconstrucción. Yo quería saber por qué estábamos como estábamos, por qué no habíamos hecho caso a lo que pasaba en Italia, cuando había empezado todo en China. Empecé a leer medios chinos en inglés para intentar comprender algo. Y de pronto, el texto que estaba escribiendo empezó a tener la forma de una cronología y era una especie de reconstrucción de la pandemia, desde mediados de noviembre en Wuham, hasta el presente en Barcelona.

En Lo viral hay una hibridación de géneros, desde el falso diario al ensayo… ¿por qué esta elección?

En el día a día era un diario auténtico, en el sentido en que cada día escribía algo vinculado no tanto con mi experiencia personal, aunque también hay entradas íntimas, sino también sobre cuestiones vinculadas con la cultura, la política y la pantalla. Es un libro muy enfocado a entender la vitalidad digital, que es un fenómeno paralelo al de la vitalidad biológica. Entiendo que mucha gente estaba escribiendo un diario de su cuarentena y ahí me parecía que no podía aportar nada. En cambio, un poco siguiendo el modelo de lo que hizo George Orwell, que hizo una reconstrucción, de los días que precedieron a la segunda guerra Mundial, lo que hago es informarme de qué fue pasando en Wuham, la OMS, en todo el mundo de noviembre hasta marzo, y en paralelo investigo sobre el concepto de vitalidad digital, intentando seguir el rastro de la pandemia y la enfermedad y su transformación en trending toppic, hashtag, que es una realidad paralela. El libro intenta entender que cualquier fenómeno del siglo XIX es a la vez físico y virtual.

Si el 11 de septiembre o la Caída del Muro de Berlín supusieron grandes cambios en la política y en la forma de vida de los ciudadanos, ¿De qué manera el confinamiento y la pandemia han cambiado la cultura actual?

Sobre todo ha sido una inyección brutal de capital y de tiempo que hemos regalado a las plataformas. Evidentemente, durante unos meses no ha habido consumo cultural analógico, no hemos podido ir al teatro, no hemos podido comprar libros en librerías y, a cambio, Netflix, Amazon, HBO, Filmin, las redes sociales, YouTube, Movistar han crecido muchísimo y han ganado muchísimo dinero. Lo que planteo en el libro es que esto ha supuesto una aceleración de la transformación tecnológica. Es evidente que la inteligencia artificial y las plataformas cada vez tienen más poder. Esa transición hacía esa cultura más digital que analógica iba a tardar 30 o 40 años, ahora creo que va a tardar menos. El caso que más estudio es el de Amazon, el más beneficiado en la pandemia. Lo que hago es unir mi libro anterior con el concepto de la vitalidad digital y, probablemente, no ha habido un concepto tan viral como el de Amazon en los últimos años.

¿No hay marcha atrás? Quiero decir, la pandemia supuestamente nos ha hecho darnos cuenta de muchas cosas, también de la importancia de lo analógico, ¿hará que cambiemos?

En efecto, durante el encierro se avanzó muchísimo en lo tecnológico y se retrocedió en lo analógico. ahora, después de esa abstinencia, tenemos muchas ganas de regresar a lo físico; pero en cada avance y retroceso, yo creo que en realidad se avanza cinco hacía lo tecnología y se retrocede dos a lo analógico y, por tanto, cada vez dependemos más de formas de cultura, de lectura y de consumo digitales. Mi opción personal es intentar equilibrar ambos tipos de consumo y de experiencia, porque seguramente dentro de un tiempo ya no sea posible poder equilibrarlos. Si tenemos la suerte de acceder a los dos mundos, ¿por qué acceder solamente a uno?

Ni apocalíptico ni integrado, que diría Umberto Eco, cogiendo lo positivo de ambos mundos, como nos decías antes, pero ¿cómo debería ser nuestra actitud en esta nueva era?

Efectivamente, lo está cambiando todo, la arquitectura, el urbanismo… Lamentablemente hay un peligro serio de que aumenta la ultraderecha. Por tanto, creo que hay que hablar del presente, negociar con el presente. A nivel micropolítico se impone la lógica y el sentido común. Ahora la economía de cada ciudad, de cada barrio, de cada país está en peligro, nuestros empleos y sistema de vida están amenazados. Por tanto, ¿qué sentido tiene cobrar en una multinacional que no paga impuestos en España? No tiene ningún sentido; sin embargo, sí o tiene comprar en una librería o tienda cercana. Creo que en este tipo de gestos mínimos nos jugamos este presente que ya es futuro y, por tanto, desde que publiqué Librerías y después Contra Amazon, lo que intento señalar es eso. Yo tengo un iPhone, estoy suscrito a Netflix, pero también a Filmin y compro en la librería de mi barrio. Hay que buscar eso, un equilibrio, una coherencia y no olvidar de que Apple, Amazon, Netflix son empresas multimillonarias que están cotizando en paraísos fiscales y que no tiene que recibir ni nuestra solidaridad ni nuestra empatía. Eso es importante, con los libros y con las librerías sentimos un cariño; en cambio es difícil enamorarse de un móvil o tener una relación afectiva con Netflix. Es importante recordar lo que tiene que ver con los afectos y priorizarlo.

Mencionas la ciencia ficción como género que mejor ha explicado lo ocurrido, en concreto con la cita de Contagio, la película de Soderbergh, ¿es el género que mejor nos cuenta?

Intento pensar en el libro por qué en los últimos años, con series como Black Mirror, o con películas como Contagio de Soderbergh, hemos comenzado a potenciar el realismo en la ciencia ficción. De pronto es más realista Black Mirror que Breaking Bad. Una serie que es ciencia ficción está hablando del mundo contemporáneo desde un punto de vista muy afiliado, adecuado e interesante. Hablo de eso a partir de varios ejemplos demuestro que la ciencia ficción es el nuevo realismo. De algún modo también lo que estamos viviendo es una especie de cuento o película de terror. La epidemia y la nueva normalidad serían casi un género dentro del terror. El realismo ha sido desbancado por el terror y la ciencia ficción.

¿Qué es un objeto cultural vagamente identificado?

Fue un concepto que se me ocurrió el año pasado y lo estoy trabajando. Tiene que ver con pensar la cultura en un concepto más amplio que el tradicional y no incluir en cultura solo novela, libro, obra de teatro, serie, película; sino también videojuegos, stories de Instagram, hilos de Twitter podcast, memes… Los objetos culturales vagamente identificados serían sobre todo criaturas digitales nuevas, que todavía no son reseñadas, ni consideradas cultura. Creo que urge que pensemos qué sí son cultura y que sean objeto de análisis del periodismo cultural.

Hemos hablado de qué deben hacer los ciudadanos en esta nueva era, ¿qué deben hacer los políticos? ¿qué le parece la actuación del Gobierno en cuanto a la cultura, un sector muy maltratado antes y después del coronavirus?

Yo creo que no están a la altura del as circunstancias y que no han entendido lo fundamental. Si no estamos todos locos y necesitando ansiolíticos es gracias a la cultura. Evidentemente, el afecto familiar y el amor han sido muy importantes para contener estos días la crisis psíquica; pero todos hemos conseguido encontrar consuelo en libros, series, videojuegos, música, conciertos en Instagram, etc. Yo cerque el ministerio debería ser consciente de eso. Ha habido una crisis sanitaria, la sigue habiendo de modo latente, ha habido una crisis funeraria y ahora llega una crisis post traumática. Aquí la cultura, como la educación son fundamentales. Ojalá de una vez se den cuenta porque son muchos años en los que España arrastra un déficit de atención a los sistemas culturales, educativos, creativos y pedagógicos, que son la base de todo. El ministerio tiene que invertir en el futuro y, en ese futuro, la cultura y el ocio son importantísimos para que nuestra sociedad tenga un mínimo de salud mental.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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