Un juez del régimen castrista, pide reformas
Edén Gonzalez era uno de los jueces estrella del poder judicial en Cuba, y el primero en la lista de reserva para presidir el Supremo Cubano. Ahora da clases de derecho en una universidad de Perú. Dice que no es un desertor, sino un firme defensor de que el sistema cubano puede ser reformado
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El magistrado cubano, Edén González junto al eurodiputado español Javier Nart, durante el acto organizado por prisoners defenders en Madrid / victoria garcia (CADENA SER)
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Madrid
Edén González, era uno de los jueces estrella del sistema judicial cubano y ahora se ha convertido en una de las voces que pide abrir un dialogo y tender puentes entre el gobierno cubano y la sociedad civil. Reconoce que el régimen castrista mantiene a miles de presos en las cárceles con acusaciones, cuanto menos dudosas.
Este juez ha pasado más de 15 años dentro del sistema judicial cubano, supervisando el trabajo de mas de medio centenar de jueces, y ahora alza la voz para hacer ver el malestar entre la judicatura cubana. Dice tener miedo por el futuro, igual que el resto de los cubanos y “no quiero ver sangre en las calles de Cuba, no quiero ver más encarcelamientos”.
González Jiménez que no pudo contener las lágrimas durante algunos momentos de su relato, dice que su mujer le advirtió de que no hablara, pero tras mucho reflexionarlo, considera que es su deber instar al régimen a sentarse a hablar. “se acabó la cobardía”.
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El sistema judicial cubano, según este magistrado, suele estar controlado por la seguridad del estado, cuando se refiere a delitos de tinte político. Esta seguridad fabrica casos falsos y acusaciones contra opositores y que ellos, los jueces, pocas veces pueden desmontar, por temor a represalias. Eso lo dice quien sigue siendo miembro del Partido Comunista de Cuba, y defensor de lo bueno del proyecto de Fidel Castro.
En Cuba, cerca de 4000 personas al año son acusadas o sentenciadas por delitos antisociales o peligrosos, sin haber cometido crimen alguno. Antisocial, se aplica a los desempleados, los que no perteneces a organizaciones cívicas vinculados al estado, los que se han relacionado con turistas, disidentes o cuestiones similares, según datos facilitados por la organización “Prisoners Defenders” que dirige el activista anticastrista Javier Larrondo, desde las oficinas de Madrid.
En casos judiciales ordinarios, los jueces son independientes de la influencia del gobierno. Pero en los casos contra disidentes, el proceso se organiza desde el aparato de la seguridad del estado, y los jueces hacen la vista gorda ante la falta de evidencias claras y por el temor a perder su puesto de trabajo.
Después están los casos de los cubanos de a pie que han terminado en la cárcel por robar alimentos o producirlos fuera de la cadena que permite el estado. Es difícil juzgar a alguien porque cría o siembra en su casa productos que escapan al control del estado. “hay que reformar todo eso, hay que hacer ver al gobierno que los agricultores deben tener tierras para que puedan trabajarlas, darles herramientas para un correcto funcionamiento, y permitir la puesta en marcha de una cadena de producción, reparto y consumo que alivie las carencias de los cubanos”.
Este magistrado, reconociendo el daño que produce el embargo, considera que buena parte de las miseras de los cubanos no viene por ese embargo, sino por un sistema productivo caduco y restrictivo.
La cuestión de los Derechos Humanos, es un lastre que arrastra Cuba desde hace décadas y que ha puesto a este país en el ojo del huracán de las sanciones y de la ONU. Desde su posición, el juez pide que se tiendan puentes entre la ciudadanía y el gobierno, que se escuchen unos y otros, para encontrar soluciones. Sí que se muestra claro en un asunto “no permitiremos injerencia externa alguna. No permitiremos que nadie nos imponga nada, y eso tiene que quedar claro para el resto de los países. Los cubanos somos mas que capaces de manejar esto sin ningún tipo de interferencia.”
El caso de este juez, de familia humilde, con un expediente académico brillante, que ha sido uno de los jueces estrellas del régimen castrista que lo promocionaba y posicionaba como ejemplo a seguir, pero que a medida que iba ascendiendo, conociendo y estudiando más, se iba dando cuenta de que Cuba, no funcionaba como debía. Terminó en Perú, y no pierde la esperanza de volver a su tierra a Villa Clara, donde vive su hija de 14 años, volver a ejercer de juez, aunque reconoce que sus sueños, a veces le parecen quimeras.
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Victoria García
En la SER, desde hace casi tres décadas, con algunas ausencias. Antes en Antena3 Radio y TV. Trabajé...