El nicho 46
Un fantasma en Vall d'Uixó por la película 'Ocho apellidos vascos' para ganar las elecciones
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El nicho 46 / Ayuntamiento de la Vall d'Uixó
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Madrid
Cuentan desde el equipo de Gobierno en Vall d'Uixó (Castellón), que la feliz idea de grabar en agosto de 2014 el nombre del falso muerto Aitor Iureta Oteiza en el vacío nicho 46 del cementerio municipal, partió de la anterior corporación del PP después de ver la por entonces recién estrenada película 'Ocho apellidos vascos'. Por eso, y porque son pocos los vecinos de esa comunidad en la ciudad, de unos 32.000 habitantes, y menos los que son sepultados allí, con lo que evitaban un nombre demasiado corriente por aquellas tierras, que llevara a formular preguntas incómodas o condujera a equívocos que destapasen el engaño.
Aitor Iureta Oteiza, el fantasma de apellidos vascos, fue inventado por el equipo de Gobierno dirigido por el hoy diputado del PP, Óscar Clavell, para satisfacer la última voluntad de María P. S., matriarca muy querida por el clan gitano y con gran ascendencia sobre el colectivo.
La familia quería que fuera enterrada en alguno de los nichos más cercanos al suelo porque resultan más cómodos a la hora de limpiar la lápida, colocar flores y honrar a los difuntos.
Pero sus anhelos se vieron frustrados por la ordenanza municipal, que establece un estricto orden de enterramiento. Son sepultados de forma correlativa de acuerdo con el momento del deceso, de izquierda a derecha y de arriba abajo. Y a María P.S. le correspondió el 46, uno de los nichos de las filas superiores del columbario.
La única forma de alterar la situación era encontrar otro muerto que ocupase el nicho indeseado y entonces María ya podría descansar en el siguiente, más cercano al suelo. Pero no siempre hay muertos cuando más se necesitan y a falta de cadáver, se inventaron uno. Fue ahí donde intervino el alcalde.
Según la declaración judicial del encargado del cementerio, Samuel Feliz, "recibió una llamada" del alcalde de Vall d'Uixó, Óscar Clavell, ordenándole que "tapara" el nicho 46 y sepultara al cadáver en el 48, más cercano al suelo, cumpliendo la última voluntad de la finada. Una manifestación "corroborada", según la instrucción judicial, por el testigo Manuel Cortés, familiar de la difunta.
Según la actual alcaldesa del municipio, la socialista Tania Baños, el equipo de Gobierno del PP de Clavell obró de esta forma para intentar ganarse la simpatía de la familia y su entorno de cara a las elecciones municipales, que tendrían lugar al año siguiente.
La juez que instruyó el caso calificó la situación como "grotesca" y la consideró una "corruptela o irregularidad sancionable administrativa y políticamente", pero sin la "arbitrariedad flagrante" como para que tuviera alcance penal, por lo que dictó el archivo de la causa.
En España se ha denunciado el voto de muertos en elecciones municipales y autonómicas en Galicia en la década de 1990, o votos irregulares de inmigrantes conducidos en autobuses en los comicios de la Comunidad valenciana en 2003 y 2007. También han sido habituales los ágapes o excursiones para determinados colectivos en vísperas de elecciones o promesas de última hora a otros de imposible cumplimiento. Pero esta supuesta fórmula de compra de votos mediante un lugar de enterramiento, era inédita hasta la fecha en el espectro político español.
En el nicho 46 de Vall d'Uixó fue grabado el nombre del falso muerto Aitor Iureta Oteiza, porque acababan de estrenar "ocho apellidos vascos". Si estrenan un nuevo episodio de Star Wars, sepultan a Obi Wan Kenobi.