Ocio y cultura

Toni Servillo: "La figura del actor está siendo profundamente humillada"

El actor italiano cierra en Madrid el Festival de Otoño a Primavera con la obra 'Elvira', un texto sobre la dualidad de su oficio

Toni Servillo, en un encuentro con prensa y público con motivo del estreno en España de la obra de teatro 'Elvira' / Víctor de los Reyes (EFE)

Toni Servillo, en un encuentro con prensa y público con motivo del estreno en España de la obra de teatro 'Elvira'

Madrid

Fue Giulio Andreotti en Il Divo y Jep Gambardella en La Gran belleza, ambas dirigidas por Paolo Sorrentino, con quien acaba de rodar Loro, un biopic sobre Silvio Berlusconni sobre el que no ha querido decir ni una palabra porque Toni Servillo ha venido a Madrid para hablar de teatro y de su oficio y para cerrar el Festival de Otoño a Primavera con la obra Elvira. Un montaje que han visto treinta mil espectadores en el Teatro Piccolo de Milán y que lleva a escena las siete lecciones del actor y director francés Louis Jouvet a la actriz Paula Dehelly para montar el Don Juan de Molière en el París ocupado por los nazis.

Elvira, ha repetido de forma incesante Servillo, "no es metateatral", no es teatro dentro del teatro, pero tampoco "es un espectáculo para hacernos los pelmazos pensando que el teatro es algo maravilloso; no venimos para deciros que nosostros somos los que hemos entendido algo sobre el teatro y vosotros no teníais ni idea. Como decía Jouvet: a través de Elvira, lo que entendemos es que no entendemos nada de teatro".

Servillo, que hablaba de Elvira para hablar de sí mismo y su oficio, ha explicado que la obra muestra la dualidad que encierra el escenario: "la dualidad entre la verdad y la mentira, entre el sentimiento y la técnica, entre el narcisismo y la despojamiento de uno mismo, ¡y tiene tanto que ver con hoy! Imaginemos la situación politica que hay ahora mismo en Italia si se planteara esta dualidad entre el narcisismo y el despojamiento de uno mismo". Además, la obra habla de la dualidad entre "el abandono y el orgullo, la duda y la gracia, el virtuosismo y el dolor". Más dualidades, en un formato de "combate cuerpo a cuerpo": entre el actor y su personaje, entre el maestro y la alumna, entre el actor y las palabras.

Servillo, que cree que el trabajo de actor consiste en "perderse y encontrarse" una y otra vez, "el arte de la contradicción y de encontrarse a uno mismo", opina que hoy la imagen de su oficio no es la mejor, no solo en Italia, seguramente también en España: "(la de actor) es una figura profundamente humillada: es un funambulista, un equilibrista, un bufón, un hombre de éxito que bebe un Martini detrás de otro mientras espera que lo llamen para hacer una película y es alguien que lo hace tan bien que puede hacer cualquier cosa". Frente a esa idea, Jouvet "era una persona que se ponía al servicio de los valores que contenían los textos. En la obra, Jouvet se dirige a los actores y les dice que el actor es alguien que llega a entregar un mensaje a pesar suyo".

"En Italia, en la mayor parte de teatros, asistimos, antes y después de las funciones, a un juego circense de enanos y bailarinas, la basura y los residuos de la television, la vergüenza, lo peor, lo peor de lo peor", terminaba Servillo, que se preguntaba: "¿cuántos actores famosos son pésimos actores?"

Elvira se podra ver del 19 al 21 de abril en el Pavón Teatro Kamikaze, en Madrid, un teatro, decía el actor italiano, cuya "fuerza" ha llegado hasta Italia y en el que ha encontrado "la singularidad de los teatros de barrio, teatros de resistencia y de barricada".

 
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