Las que no pueden ir a la huelga
Son muchas pero no podremos contarlas. Imposible saber cuántas mujeres no van a poder ejercer su derecho de huelga aunque estén a favor de esta convocatoria. El trabajo precario, sueldos que no te permiten llegar a final o el temor a ser despedidas son algunas de las razones que esgrimen estas mujeres.
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Las que no pueden hacer la huelga / Laura Pérez Arboleda
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Madrid
Edith, Carolina, Marisol o Isabel son algunas de las que no podrán sumarse a la huelga feminista. Tienen motivos de sobra para secundarla y les encantaría hacerlo pero la realidad de sus contratos laborales y sus circunstancias personales se lo impide. Como ellas son cientos, miles, millones las mujeres que no se lo pueden permitir. Trabajan en el servicio doméstico, son cuidadoras, dependientas, camareras de piso o cajeras de supermercado. Tienen en común los bajos salarios, los contratos temporales y precarios.
Edith nos cuenta que no podrá hacer la huelga por razones emocionales y explica que cuida de una persona mayor que depende totalmente de ella para comer, tomar la medicación o moverse. Además, añade, también hay razones económicas. “No puedo renunciar al salario de ese día, son unos 40 euros que representan la comida de una semana y media”. Pero Edith está totalmente concienciada y aunque no vaya a parar sí se va a sumar a esta jornada feminista. Hay que ir a la manifestación y hay que colgar, nos dice, el delantal en la ventana y concienciar a nuestros hijos porque este va a ser un día histórico. “Debemos marcar un camino y decir yo formé parte de la huelga. Como mujeres, nos tenemos que sumar aunque sea dejando de hacer la cena o de lavar los platos. Eso es suficiente para decir: Yo apoyo esto”.
Las que no pueden hacer la huelga
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Carolina es una madre soltera, forma parte del colectivo “monomarentales”, que trabaja en el sector de la alimentación. Yo no podré ir a la huelga, nos cuenta, “porque estoy en una empresa que no simpatiza con las reivindicaciones sociales y aunque sea legal podría tener consecuencias”. Es decir, teme que puedan despedirla si decide ejercer su derecho. Además, añade, tampoco puedo renunciar al salario de una jornada. Lo que tiene claro es que asistirá a la manifestación y podrá hacerlo con la ayuda de la red de apoyo de hombres feministas. Ellos, como han hecho en otras ocasiones, le brindan su ayuda y cuidarán de su hija y de otros niños para que ellas puedan ir a manifestarse.
Marisol, camarera de piso en un hotel de cuatro estrellas de Madrid cuenta que no llega a mileurista, su marido está en el paro, le han dado un toque de atención por reclamar sus días libres y no se puede permitir secundar esta huelga. Agnelí, forma parte del colectivo SEDOAC, Servicio Doméstico Activo, una organización que lucha por los derechos de las empleadas del hogar. Esta mujer dominicana trabaja 15 horas a la semana y no va a parar porque el suyo es el único ingreso que entra en casa. Irá a la manifestación porque está convencida de la necesidad de esta huelga de mujeres. Quiero reivindicar la igualdad y los derechos de las mujeres del servicio doméstico y de las migrantes y que nos traten como a cualquier persona que trabaja en este país. Y concluye: “Eso es lo que quiero: derecho a tener derechos”.