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Resultados Elecciones Italia

La carga ligera de los indoctorados

Los electores reducen el apoyo a políticos licenciados y premian a quienes no han superado la universidad

El candidato a las elecciones generales de Italia por el Movimiento Cinco Estrellas (M5S), Luigi di Maio / ALESSANDRO DI MEO (EFE)

El candidato a las elecciones generales de Italia por el Movimiento Cinco Estrellas (M5S), Luigi di Maio

Italia

La coalición de 4 partidos de la derecha (37%), la de 5 partidos de la izquierda con Libres e Iguales (27%) y el partido en solitario 5 Estrellas (32%) concentran el 95 por ciento de las preferencias de los italianos. Sin embargo, la magia de la nueva ley electoral les impide formar gobierno sin una mayoría absoluta (40%).

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El encarnizamiento entre dirigentes de opciones tan opuestas, desde los postcomunistas a los postfascistas, hace muy difícil, cuando no imposible, que los partidos puedan por sí solos configurar una mayoría parlamentaria alternativa.

El presidente de la República, Sergio Mattarella, lo intentará, deberá ingeniárselas para buscar acuerdos post electorales, facilitar el diálogo entre líderes y finalmente encargar a uno ellos la formación de un gobierno, evitando incertidumbres y una crisis política de consecuencias imprevisibles. De lo contrario, deberá reconvocar las elecciones generales en los próximos meses. Esta última opción despierta pavor si el marco legal vigente sigue siendo la ley electoral 'Rosatellum' que los italianos han rebautizado por su complejidad como maquiavellum.

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La lectura del dictado de las urnas es múltiple y de ello ya se ocupan los analistas. Hay un cambio generacional y un rechazo frontal al status quo político de las últimas décadas que desvía parte del electorado a nuevas opciones y discursos, sin reparar en las aptitudes, capacidad y formación de los candidatos. El Movimiento 5 Estrellas, iniciado como una provocación por cómico Grillo, y la Liga que renunció a su norte para extenderse al sur son exitosos ejemplos de ello en las elecciones de 2018.

Sus líderes, Luigi di Maio y Matteo Salvini, son los únicos candidatos a primer ministro que no han superado la universidad. Les delata su dialéctica y oratoria tantas veces criticadas por lingüistas, juristas y economistas. Ambos se refugiaron oportunamente en el periodismo como única forma de inscribirse en un colegio profesional menos exigente que el de abogados, médicos o arquitectos. Di Maio como webmaster de un medio de comunicación local. Salvini como speaker de la radio de su propio partido.

No se les conocen otras profesiones, ni graduados ni doctorados, ni en Italia ni en el extranjero, a los dos pretendientes a presidentes del gobierno, cargo que requiere como mínimo especialización en alguna materia, conocimientos jurídicos o económicos y dominio de idiomas. Quizás ello pasa desapercibido al electorado que, sin embargo, no ignora que Renzi, Grasso, Boldrini e incluso Berlusconi son licenciados en derecho. O que los antiguos primeros ministros Prodi, Monti y Letta son profesores de economía y/o ciencias políticas. En la campaña electoral no hubo cara a cara televisivo. Lo habían aceptado los candidatos licenciados. Pero no lo aceptaron los indoctorados

 
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