Exiliados en la joya del Caspio
El Qarabag lleva veinticuatro años refugiado en Bakú, una ciudad de contrastes que abre la puerta a Europa en plena región del Cáucaso y situada en un enclave estratégico
Exiliado de su ciudad de origen, Agdam, por la guerra con Armenia en el conflicto de Nagorno Karabaj, que incluso se llevó por delante el Imarat Stadium y a su entrenador, que murió en combate y fue considerado un héroe nacional. El “equipo de los refugiados” trasladó su sede a 255 kilómetros para asentarse en la capital de Azerbaiyán y construir su futuro hasta convertirse en el máximo exponente del fútbol azerí.
Un club abrazado por el estado y que exhibe el potencial de un territorio que amasa una fortuna por la riqueza de sus recursos petrolíferos y que construye su nueva identidad a base de lujo. Calles con edificios monumentales inspirados en la arquitectura europea y norteamericana y que abrazan el lujo como forma de vida en Port Bakú, el escaparate con el que recibe la ciudad al Mar Caspio que baña sus costas. Una realidad artificial de reciente creación que cambia el concepto histórico de una ciudad irreconocible para los que la visitaron con la selección española hace ocho años y que ha confirmado lo que apuntaba cuando el Atlético de Madrid firmó un acuerdo de patrocinio con uno de los grandes mecenas del país para lucir la publicidad en su camiseta durante dos años y medio.
Play Fútbol: La obra de Poche (16/10/2017)
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La nueva identidad del país se abre paso con la estética del lujo y el contraste de una realidad social que vive de forma austera y rodeada de un escaparate que ven desde la distancia y que resulta inasumible para sueldos de 400 o 600 manats, el equivalente a 200 o 300 euros. Ciudadanos que trabajan en hoteles de cinco estrellas y que ven las tiendas de primeras marcas internacionales mientras pasean camino del metro que les transporta por diez céntimos de euro. Una ciudad que podrá ver fútbol de élite pagando poco más de un euro por la entrada.