El instituto de Aznar alaba a Rivera en el momento de mayor tensión entre PP y Cs
La alianza de Ciudadanos con PSOE y Podemos para investigar en el Congreso la presunta caja B enfurece a la dirección de Génova

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera (d), acompañado por el expresidente del Gobierno José María Aznar- / Luca Piergiovanni (EFE)

Albert Rivera ha sido el encargado de clausurar este jueves el máster del Insituto Atlántico de Gobierno, una escuela de líderes creada y presidida por José María Aznar. El presidente de Ciudadanos era el invitado de honor y así ha sido recibido por el ex dirigente del PP Gabriel Elorriaga que no ha escatimado elogios hacia él.
"Representa una opción que ha tardado mucho en surgir en Europa pero que es enormemente interesante. El caso de Albert Rivera demuestra que también la renovación puede venir de alternativas centristas, moderadas y liberales", ha dicho el ex diputado popular que en 2008 cuestionó públicamente el liderazgo de Mariano Rajoy. De hecho el presidente del Gobierno lo apartó de las listas del PP en 2015 y en el último congreso lo sacó de los órganos de dirección del partido.
En su discurso, ante el ex presidente del Gobierno, Rivera ha destacado la necesidad de plantear un proyecto "ilusionante" para España. El líder de Ciudadanos ha asegurado que el actual Ejecutivo "no se caracteriza por su capacidad reformista o de modernización del país" y ha planteado tres prioridades; "la recuperación de la clase media, la regeneración y la defensa de la unidad de España". Rivera ha aprovechado además para destacar la lucha contra la corrupción y la separación de poderes como asignaturas pendientes en nuestro país.
Las alabanzas del Instituto del expresidente Aznar a Rivera llegan en un momento de tensión entre Ciudadanos y el PP. "El de mayor tensión", según algunos dirigentes de la formación naranja que aseguran que ni durante la crisis del gobierno de Murcia, ni con las polémicas entre su partido y la presidenta madrileña Cristina Cifuentes, han visto tan nervioso a su socio de investidura. La negociación para la puesta en marcha de la comisión de investigación sobre la presunta Caja B de Génova está desgastando las relaciones.
La alianza de Ciudadanos con el PSOE y Podemos en este asunto ha enfurecido a la cúpula popular que no duda en contraatacar y acusar a los de Rivera de echarse en manos del extremismo. En el partido naranja llama especialmente la atención que sea Fernando Martinez Maíllo el encargado de lanzar los dardos. Hasta ahora, el coordinador general representaba la figura "conciliadora", frente a la actitud más vehemente del portavoz parlamentario, Rafael Hernando.
Martínez Maíllo, que ha negociado con el secretario general de Cs, José Manuel Villegas, todos los acuerdos, se ha encargado en los últimos días de avisar a su socio de que están dispuestos a llegar hasta el final. Se plantean incluso citar al secretario de finanzas a la comisión parlamentaria que se ha puesto en marcha en el Senado. "También los señores de Ciudadanos tendrá que venir su tesorero que no sé si tiene mucho que contar u ocultar de aquí a Brasil", advertía el miércoles el número tres de Génova apuntando a los negocios de Carlos Cuadrado en el país latinoamericano.
En Ciudadanos dan por hecho que detrás de esta "estrategia de intimidación" está el propio Mariano Rajoy, algo que confirman fuentes de la dirección Génova. Desde el entorno de Rivera asumen que en materia de regeneración el diálogo con el PP es prácticamente imposible. El partido ha presentado esta semana su proyecto de reforma del Ministerio Fiscal, un punto pactado durante las negociaciones de la investidura pero que ahora descartan sacar adelante con el apoyo de los conservadores.
Sin embargo, a pesar de las fricciones, ambos partidos aseguran que "la sangre no llegará al río". La alianza en cuestiones económicas o asuntos de Estado se mantendrá intacta. De hecho en las próximas semanas los equipos de PP y Ciudadanos esperan celebrar una primera reunión para negociar el techo de gasto y empezar a hablar de los presupuestos generales de 2018.