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Crítica

'Las chicas del cable': feminismo 'Made in Netflix' con lo mejor de la marca España

Netflix estrena su primera serie española, a cargo de los creadores de 'Velvet' y 'Gran Hotel'

Nadie de Santiago, Maggie Civantos, Ana Fernández y Blanca Suárez / Netflix

Madrid

El éxito de Netflix se basa principalmente en su acertada lectura del mercado audiovisual y su modelo de irrupción en cada territorio. Básicamente, su objetivo es cautivar al espectador con sus poderosos títulos de ficción y conquistar al público más escéptico con series hechas por y para el país al que toque meter mano. De esa necesidad nace Las chicas del cable, la primera producción española del operador 'in streaming' que estrena su primera temporada este viernes simultáneamente en más de 190 países.

Para esta ardua labor, la titánica plataforma se ha arrimado a los artífices de Velvet y Gran Hotel [Bambú Producciones]. Hace poco más de un año que se daba a conocer la noticia y ahora, tras una larga espera y una arrolladora expectación como anticipo, por fin llegó el día.

Blanca Suárez es Lidia en 'Las chicas del cable'

Blanca Suárez es Lidia en 'Las chicas del cable' / Netflix

¿Es Velvet 2.0? ¿Tiene una factura a la altura de otras series de Netflix? ¿Merece la pena? Estas son algunas de las cuestiones que se han ido sucediendo a lo largo de los meses y ya es hora de darles respuesta. En CadenaSER.com ya hemos visto seis de los ocho capítulos que conforman la primera temporada, suficientes minutos de metraje para dar un veredicto al respecto.

Una receta de éxito con ingredientes de calidad

No busquéis Velvet en Las chicas del cable. Tampoco veréis el Gran Hotel de Antena 3. Lo que encontrareis será algo diferente, pero siguiendo los mismos mecanismos "de defensa" que ya aprovecharon estas dos producciones.

Netflix quería un producto que siguiera cada paso de la suculenta receta que tan bien sabe cocinar Bambú Producciones. Fórmula que pone de base un entorno muy específico en el que conviven sus protagonistas bajo una jerarquía de poder que juega a favor de la trama.

Larga vida a 'Las chicas del cable'

El marco socio-político de los años 20, las dinámicas de trabajo en la compañía o los líos de "palacio" ejercen de perfecto envoltorio en esta producción que intentará seducir a una audiencia masiva. Sin embargo, aquí lo que realmente importa es lo que hay detrás de todo eso. Lo que interesa son ellas: Las chicas del cable.

Ana Fernández y Nadia de Santiago, Carlota y Marca en la serie

Ana Fernández y Nadia de Santiago, Carlota y Marca en la serie / Netflix

Cuando Bambú presentó Velvet a Antena 3, la idea original eran 'Las chicas Velvet' y todo lo que orbitaba alrededor de su universo. Luego llegó la historia de amor. En Las chicas del cable, la productora recupera esa premisa, pero sin toda la parafernalia romántica y bucólica.

Blanca Suárez, Ana Fernández, Nadia de Santiago y Maggie Civantos se agarran a cuatro mujeres poderosas, independientes y necesarias para dar el golpe de efecto. Ellas son la razón que da sentido a la serie. Quizás todo lo que tienen detrás dote a la ficción de cierto aire folletinesco, pero al fin y al cabo, un folletín hecho desde el amor por y para las mujeres con un presupuesto a la altura de una producción 'Made in Netflix'.

Años 20 que bailan en el presente

Exceptuando varios errores 'cromáticos', la factura de Las chicas del cable es impecable y tiene poco que envidiar a los grandes iconos de Netflix, como Stranger Things u Orange is the New Black.

Maggie Civantos interpreta a Ángeles en 'Las chicas del cable'

Maggie Civantos interpreta a Ángeles en 'Las chicas del cable' / Netflix

Vestuario & maquillaje, la portentosa compañía de teléfonos o las agradecidas calles de Madrid se visten adecuadamente para trasladarnos a lo mejor y lo peor de los años 20. Glamour y perversión; libertad y coacción. Todo bajo unas melodías contemporáneas que te envuelven y te sumergen en la historia. Te atrapan. La música da la nota de color, un contraste que permite a la serie llegar a un público más joven, a pesar de ser una ficción hecha para las madres de España.

En definitiva…

Netflix tenía un objetivo y Bambú ha hecho bien los deberes. El objetivo era obtener un producto que ampliara el espectro de audiencia de la plataforma, haciendo especial hincapié en el target femenino. Lo consigue, pero Las chicas del cable va todavía más allá. Es la llave maestra que abre el mercado internacional y presenta al mundo lo mejor de la marca España.

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