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Darussafaka asalta el Palacio y el Madrid se la jugará en Turquía

El equipo otomano igualó la serie al imponerse en Madrid por 80-84

Felipe Reyes trata de capturar un rebote ante Darussafaka / JuanJo Martín (EFE)

Felipe Reyes trata de capturar un rebote ante Darussafaka

El Darussafaka venció al Real Madrid en el segundo partido por 80-84, tras sobrevivir a un Sergio Llull desatado en el tercer cuarto y autor de 5 triples en ese periodo, con lo que iguala la serie (1-1) teniendo ahora el factor campo favorable al jugarse los dos próximos partidos en Estambul.

Para empezar, el Madrid salió más centrado en defensa y, en segundo, el equipo de Pablo Laso buscó el aro en las cercanías, minimizando el lanzamiento exterior a los tiros abiertos.

Jeffery Taylor salió con la lección aprendida y con dos remontadas por la línea de fondo seguidas de sendos mates dejó al descubierto agujeros en la defensa turca.

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Mediado el primer cuarto, 12-12, la igualdad se instauró en el marcador, aunque también hay que decir que los locales no consiguieron ponerse por delante en ningún momento y así siguió hasta el descanso.

Brad Wanamaker ya no campaba a sus anchas ni podía jugar unos contra unos sencillos, pero así y todo el Darussafaka acabó el primer acto por arriba en el marcador, 19-22.

En el segundo cuarto las cosas empeoraron. El Madrid no se sintió cómodo y la ventaja turca se fue incrementando hasta un 25-34 (min.15.30). El Darussafaka estaba jugando a lo que sabe, a correr, a tirar, a jugar uno contra uno, a luchar y a intentar imponer su físico, mientras que al Madrid se le vio encorsetado por las directrices de Laso.

Tan es así que hubo un momento en que los triples locales volvieron a escena, aunque no con la efectividad de las mejores tardes y al descanso el Madrid se fue con 3 triples anotados de 9 intentos. Pobre bagaje.

Todo lo contrario que Scottie Wilbekin, que anotó 3 de 6 triples en los primeros veinte minutos, incluido uno a tablero en el último instante al más puro estilo Sergio Llull, muy desdibujado en esta primera parte.

Con 38-44 los dos equipos se marcharon al vestuario y el Real Madrid con muchas cosas que reflexionar, porque la igualdad en los rebotes y la superioridad en las asistencias no daba para enjugar la diferencia en los triples.

Un 2+1 del mexicano Gustavo Ayón y un rebote ofensivo y canasta de Taylor le cambiaron la cara al partido y al Real Madrid, que salió pensando en jugar interior pero sin obsesionarse.

De hecho apareció Llull para clavar tres triples consecutivos en dos minutos y medio y pasar de un 43-47, a un 52-47 (min. 24:10), poniendo al Madrid por primera vez en todo el partido con el segundo de sus misiles.

Por si había alguna duda, Llull descerrajó un cuarto triple, 55-49, al filo del ecuador del tercer acto. Y un quinto, consecutivo y sin fallo. Pese a este recital, el Darussafaka dio muestras de su calidad y se mantuvo enganchado al partido para cerrar el tercer acto con un apretado 68-66.

Con las defensas en zona apareciendo en ambos equipos en algún momento del tercer cuarto, el Madrid volvió a sus registros anotadores habituales, refrendándolo con un parcial de 31-22.

El Madrid, que ya estuvo sin anotar más de cuatro minutos entre el final del primer cuarto y el segundo, volvió a iniciar mal el último periodo, aceptando un 0-6 para un 68-72 (min. 32:30).

El balón comenzó a pesar más y las defensas dieron una vuelta de rosca más para aumentar la dificultad. El marcador se frenó casi en seco, 72-72 (min.35).

La presión, la incertidumbre, la importancia del punto, los nervios y la responsabilidad entraron de lleno en el partido, como un elefante en una cacharrería. Ayón y Llull tomaron los mandos del equipo y Ante Zizic demostró su calidad de pívot con gran futuro en la NBA.

Wanamaker, que en el tercer cuarto anotó 10 puntos, siguió siendo el alma de un Darussafaka que a falta de 2.30 minutos dominaba en el marcador por 74-78.

El Madrid apostó por su francotirador, por Jaycee Carroll, en ataque y por Taylor en defensa. A 1.08 para el final, la igualdad era máxima 78-78.

Wilbekin anotó una canasta de genio (78-80, a 48.4 segundos) y Carroll no pudo hacer lo propio tras una jugada embarullada y que acabó con personal de Llull. Con 29.2 segundos (78-82), el Madrid fallo dos triples (Llull y Carrol) y Randolph con rebote y canasta puso el 80-82 a falta de 7.2 segundos.

Wanamaker no falló desde la personal y anotó el 80-84 final que sirve para que el Darussafaka iguale el 'play-off' y ahora tenga el factor campo a su favor.

 
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