El cuento de la lechera del Madrid
De las dos balas que tenía el Madrid en la recámara, Mestalla y Balaídos, una se encasquilló
Cristiano Ronaldo se lamenta de un golpe en la cabeza / GETTY
Madrid
En el famoso cuento de la lechera de Félix María Samaniego se narra la historia de una mujer que de camino al mercado para vender su leche, que lleva en un cántaro, elucubra cómo invertirá el dinero que conseguirá. Primero comprará huevos que le darán pollos. Luego con ese dinero se hará con un cerdo que a su vez venderá para comprar una vaca y después un ternero… Mientras pensaba todo esto, se descuidó y se le cayó el cántaro de leche al suelo. Adiós leche, adiós dinero, adiós huevos, adiós pollo, adiós lechón, adiós vaca y adiós ternero.
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Hasta ayer las cuentas en el Madrid eran bastante parecidas a las de esta lechera. Tenían un punto más que el Barça más otros seis de los dos partidos aplazados. En total, siete, una renta bien importante para perder de vista a un Barça con uno y mil líos después de la sonrojante derrota en París y con poca pinta de gesta de ningún tipo. Ni en Champions. Ni en Liga.
Pero pasó ayer que de las dos balas que tenía el Madrid en la recámara, Mestalla y Balaídos, una se encasquilló. Dos goles en menos de diez minutos, el primero del gigantón Zaza y el segundo del desahuciado Orellana, echaron por tierra esa futura situación ideal.
Tanto en el banquillo como dentro de la cancha se empezaron a ver cabezas moviéndose a uno y otro lado, gestos contrariados y morros torcidos. Se acabó el partido sin goles en el minuto 93 y sin remontada, hubo un amago al final del primer acto con el testarazo de Cristiano Ronaldo y poco más, y comenzaron los porqués.
¿Por qué esa debilidad defensiva? ¿Por qué un inicio tan malo de partido? ¿Por qué un equipo tan poco consistente? Y así más y más. Hubo entonces dos discursos bien distintos. Uno que siguieron Zidane, Casemiro y Marcelo entre otros. Y otro que únicamente defendió Sergio Ramos.
Manuel Queimadelos Alonso
Manuel Queimadelos Alonso
“En esos 10 minutos nos ha faltado concentración sin balón. Estábamos muy abiertos y un mal control te mete en la mierda, con perdón”, dijo Zidane en la sala de prensa. "Hemos entrado muy mal, no hay excusas. Los culpables somos nosotros. Lo hemos intentado al final, pero hemos encajado dos goles tontos y hay que aprender de los errores. Todavía seguimos arriba, pero hay que cambiar, no podemos entrar en los partidos así", explicó Marcelo aún en el césped. Y en zona mixta Casemiro fue igual de tajante: “La falta de concentración fue clave”. La autocrítica como denominador común.
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Sergio Ramos no estuvo de acuerdo en absoluto en la lectura del partido de su ‘jefe’ y sus compañeros. “Para mí no ha sido en ningún momento una falta de actitud, de intensidad, ni mucho menos”. Para el capitán el problema fue “el riesgo” que se tiene “cuando te vuelcas a nivel ofensivo desde el primer minuto”.
Tendrán que debatir entre ellos si hay más de lo uno o de lo otro para contestar a un hecho incuestionable. Que más inicios de partidos así pueden terminar con todas las cuentas de la lechera.
<p itemprop="alternativeHeadline">El Madrid fue incapaz de remontar los dos goles que encajó en los primeros ocho minutos</p>
