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Inmigración

El arzobispo de Tánger denuncia la muerte de dos migrantes en el salto a la valla de Ceuta

Dos subsaharianos fallecieron la madrugada de Año Nuevo en uno de los mayores intentos de salto a la valla de Ceuta, y otro perdió un ojo de una pedrada

Uno de los inmigrantes que intentaron saltar la valla de Ceuta en Año Nuevo / STRINGER (Reuters)

Uno de los inmigrantes que intentaron saltar la valla de Ceuta en Año Nuevo

Rabat

El arzobispo de Tánger, Santiago Agrelo, acudió el lunes como cada semana a llevar alimentos a los migrantes que se esconden en los campamentos del bosque de Beliones, cerca de Ceuta. Había un mayor control policial tras el intento de salto a la valla de un millar de migrantes la madrugada de Año Nuevo. Las fuerzas de seguridad intentaron incluso requisar las bolsas de comida y las mantas que el sacerdote había entregado a los migrantes, hasta que Agrelo salió del coche y "aunque no me identifiqué, vieron mi hábito de franciscano y me devolvieron todo después de controlar lo que contenían los paquetes".

Los migrantes le informaron de la muerte de dos subsaharianos de Camerún y Guinea Conakry, y de que otro camerunés había perdido un ojo, según explicó el propio religioso a la Cadena SER en una entrevista telefónica. "Los chicos lo confirmaron todos ellos, y consideré que era necesario sacarlo a la luz", aseguró Agrelo.

La delegación del Gobierno de Ceuta informó de que los migrantes le habían sacado un ojo con una piedra a un soldado marroquí y "resulta que es exactamente lo contrario", explica indignado el religioso. Considera que la información oficial que se dio a los medios no es correcta y que ha podido "cerciorarse de que un camerunés perdió un ojo de una pedrada después de preguntar a diferentes inmigrantes sobre el hecho".

La versión oficial de España y Marruecos es que dos subsaharianos heridos fueron atendidos por Cruz Roja y trasladados por la policía al hospital en Ceuta; mientras 5 guardias civiles y 50 agentes de las fuerzas de seguridad marroquíes resultaron heridos, 10 de éstos de carácter grave.

Agrelo desmiente también las declaraciones de la Delegación del Gobierno de Ceuta que acusó a los subsaharianos de utilizar "barras de hierro, cizallas y piedras de gran tamaño". El religioso se pregunta si alguien ha visto alguna fotografía donde aparezcan estas armas, y recuerda como el año pasado para "evidenciar la violencia de los emigrantes, en aquella ocasión en Melilla, presentaron unas ramas de árbol que las manejaba hasta un niño". De todo esto también le echa la culpa a los medios y la información que "tienden hacer de los inmigrantes unos delincuentes violentos y por lo tanto todo lo que les pase, lo merecen".

Los subsaharianos que consiguieron entrar a Ceuta, poco más de un centenar, fueron devueltos por la Guardia Civil a Marruecos. Amnistía Internacional ha denunciado en un comunicado "las devoluciones en caliente" incluso de personas "con heridas leves". A estas quejas también se suma el arzobispo de Tánger que considera las devoluciones una "violencia contra los pobres por parte de un gobierno que se presenta ante el mundo como civilizado".

Según las autoridades españolas, 1.100 subsaharianos intentaron pasar a España; mientras que el ministerio de Interior marroquí explicó en un comunicado que se trataba de 800 migrantes.

Al bosque de Beliones llegaron algunos subsaharianos y otros han sido detenidos o deportados al sur del país. Esta era la manera de proceder hasta el momento, pero Marruecos anunció el lunes en un comunicado del ministerio de Interior, que los intentos de pasar a Ceuta y Melilla no están contemplados en la ley, y por lo que a partir de ahora "los autores de estos intentos serán llevados ante los tribunales competentes para decidir su expulsión del país o la imposición de penas más duras, dependiendo de la gravedad de sus acciones".

Al mismo tiempo, Marruecos justifica su apoyo a la migración recordando en el comunicado que el Gobierno marroquí puso en marcha, el pasado mes de diciembre, la segunda fase de la campaña de regularización e identificación de migrantes irregulares para que residan y se integren en el país. En 2014 se acogieron a este proceso 25.000 inmigrantes, la mayoría sirios y subsaharianos, pero no todos cumplen los requisitos o quieren quedarse.

 
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