Magnus Carlsen, campeón del mundo de ajedrez
El noruego cumple los pronósticos y revalida el título ante Serguéi Kariakin
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Magnus Carlsen de Noruega y Sergey Karjakin de Rusia en la final / JUSTIN LANE (EFE)
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Magnus Carlsen seguirá luciendo el título de campeón del mundo de ajedrez al menos hasta el año 2018. Su duelo con Serguéi Karakian, caracterizado por la igualdad, se decidió la madrugada del miércoles al jueves hora española tras cuatro partidas de desempate que ambos habían pactado en su enfrentamiento del lunes.
La jornada del miércoles tuvo su momento cumbre en la tercera partida del citado desempate. Carlsen, con negras, mostró por fin su mejor versión y tras 38 movimientos se puso por delante, dejando muy tocado a Kariakin. Noruega vibraba como si fuera un partido de fútbol. Si lograba empatar la última partida jugando con blancas era campeón, pero no se conformó con ello. Ganó y así pudo respirar tras un torneo en el que se vio contra las cuerdas en la octava partida.
Muchos recordaremos la última quincena de noviembre del año 2016 como los días que descubrimos la magia del ajedrez. Y eso que las partidas no fueron brillantes y el aburrimiento se apoderó de los aficionados por momentos, pero ver lo que mueve un mundial entre Carlsen y Kariakin bien vale algún bostezo.
La cobertura mediática del campeonato está a la altura de los grandes eventos deportivos. Periodistas de todo el globo presentes en el Fulton Market de Nueva York para contar si el aspirante era capaz de destronar al campeón. Después de cada partida ambos maestros están obligados a ofrecer una rueda de prensa oficial (Carlsen no lo hizo tras perder la octava y fue sancionado económicamente por ello), además de atender en directo y de manera individual a la televisión que tiene los derechos.
En esta era de las redes sociales, el nombre de ambos jugadores se hacía viral cuando daban las ocho de la tarde en Madrid. A esa hora, durante 13 días, millones de personas en el mundo se conectaban a internet para seguir horas y horas de movimientos. Dicen los expertos que ha faltado emoción, algo que puede refrendar el hecho de que 10 de las 12 partidas previstas terminaron en tablas. Lo cierto es que el ajedrez ha recuperado su lugar en los medios de comunicación gracias a este campeonato del mundo.