La fiscal de Menores de Las Palmas cree que se "criminaliza" a las víctimas
Montserrat García critica la falta de sensibilización de los centros ante las denuncias por 'bullying'
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Madrid
Monserrat García Díez es la fiscal decana de la Sección de Menores de Las Palmas. Habla para la Cadena Ser sobre el acoso escolar con mucha claridad y con la experiencia adquirida tras nueve años en el cargo. Es muy crítica con la actuación de los centros y de todo el equipo directivo ante los casos de bullying.
Monserrat García nos cuenta que cuando se presenta una denuncia por acoso escolar, en su fiscalía interrogan al director, al jefe de estudios, al tutor, al profesor. Y les sorprende "una cierta falta de sensibilidad por pate del profesorado, cuando les preguntas por los hechos denunciados tienden a "criminalizar" un poco a la víctima, es decir, tienden a poner de relevancia que es una persona sensible pero en un tono peyorativo, vienen a minimizar la conducta de los agresores poniendo el acento en que la víctima no tolera ni mas mínima circunstancia que cualquier otro niño pudiera tolerar". La fiscal les reprocha que "hablen del acosado con poca delicadeza y con poca sensibilidad cuando es el profesor y el colegio el que debe proteger y velar por el más débil".
La fiscal de Menores señala que uno de los motivos del "notable" aumento de denuncias por acoso escolar obedece precisamente a que los colegios "miran para otro lado". En la mayoría de los casos que ha investigado, las familias ya advirtieron previamente al centro de las humillaciones, vejaciones o agresiones que está sufriendo su hijo y "nos llama la atención que no existe en ocasiones una respuesta por parte del centro, para que se active el protocolo antibullying tienen que solicitarlo los padres cuando yo entiendo que debería ser el equipo educativo el que lo haga inmediatamente porque son ellos los que mejor y más conocimiento tienen de la materia".
Por eso cree que una de las claves para abordar este problema es la formación del profesorado. "Falta formación y eso explica su falta de sensibilidad y tendencia a minimizar la conducta del agresor que suele utilizar el recreo o los cambios de clase para actuar sobre la víctima, y cuando el profesor no ve directamente el acoso y si además como en la mayor parte de los casos, los agresores son buenos y buenas estudiantes que no suelen dar problemas, los profesores desconfían y miran para otro lado ante las denuncias".
Sobre los acosadores, la fiscal cuenta que no responden en general al perfil del típico matón conflictivo. "En la práctica totalidad de los casos, son menores que no tienen ningún expediente en fiscalía, es decir, son chicos de un entorno normalizado desde el punto de vista familiar, pertenecen a una nivel socioeconómico medio, y en todos ellos concurren, nula empatía, baja tolerancia a la frustración y nula conciencia del daño provocado, muchos de los agresores no son conscientes del daño que le están generando a la víctima".
La fiscal de Las Palmas destaca que las familias deben también asumir su responsabilidad y en este sentido cree conveniente "un mayor control parental sobre los videojuegos, la televisión, el uso de redes sociales y medios tecnológicos, educación en valores, eso es esencial".
Por último, Monserrat García considera imprescindible que existan estadísticas oficiales para conocer la magnitud del problema del acoso escolar y hace un seguimiento de un fenómeno que ha crecido de forma muy relevante en los últimos dos o tres años. "Y se confirma en este 2016 porque las denuncias en mi ámbito territorial se han incrementado un 40 %". Un aumento que se explica por una mayor conciencia social del asunto, y eso es positivo, pero también está la otra parte negativa "las denuncias de los padres obedecen a veces a la falta de respuesta del centro educativo y en otras al temor de los progenitores a las graves consecuencias en sus hijos de estas degradantes situaciones".