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ATENTADO EN NORMANDÍA

El segundo terrorista de Normandía estaba siendo buscado por la Policía

Los servicios secretos extranjeros alertaron de su viaje a Turquía para unirse a la yihad

Flores en recuerdo de la víctimas del atentado de Normandía, junto a la parroquia de Saint-Etienne-du-Rouvray, cerca de Ruán. / PASCAL ROSSIGNOL (Reuters)

París

El segundo terrorista de la Iglesia de Saint-Etienne-du-Rouvray, en Normandía, ha sido identificado como Abdel-Malik Nabil Petitjean, nacido en Francia hace 19 años. Desde el 27 de junio estaba fichado como radicalizado tras ser retenido en Turquia después de que tratara de entrar en Siria.

El terrorista, abatido junto a su compañero tras matar a un sacerdote católico de 86 años y secuestrar a otras cuatro personas durante una hora y herir a dos de ellas. Fue identificado gracias a la comparación de su ADN con el de su madre, ha señalado la Fiscalía.

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Su identificación ha tardado porque no había sido condenado anteriormente y la policía no disponía de su foto ni sus huellas dactilares, pese a que se le buscaba, tras la alerta lanzada por los servicios secretos de otro país. La televisión BFMTV sostiene que esos servicios de información exterior habían también advertido que estaba dispuesto a cometer un atentado.

El terrorista fue abatido por la policía junto a su compañero tras matar al párroco Jacques Hamel, de 86 años, y retener a otras cuatro personas durante una hora y herir a dos de ellas el pasado martes. Fue identificado gracias a la comparación de su ADN con el de su madre.

Es un misterio cómo este joven sin antecedentes pudo conocer a su cómplice, Adel Kermiche, también de 19 años. Vivían a 700 km de distancia. En tratamiento psiquiátrico desde los seis años, considerado "inestable pero de altas capacidades", había sido expulsado del colegio. fue detenido Fue detenido por primera vez al intentar viajar a Siria con 17 años. Tras el segundo intento, fue encarcelado junto a un yihadista saudí adulto y otro joven francés excombatiente en Siria. "Parece claro que su radicalización se agravó en prisión", lo mismo que su estado mental, pues intentó suicidarse.

La juez que lo puso en libertad en marzo con control electrónico y sin poder abandonar su residencia había llegado a esa conclusión y, tras estudiar su caso con los médicos y su entorno familiar –que le creía también cambiado– consideró que podría resocializarse. "Se había arrepentido y había mostrado su deseo de emprender otro tipo de vida y de casarse", por lo que se pedía una segunda oportunidad para el joven, señala el expediente que ha consultado Le Monde.

Marc Trévidic, actual vicepresidente del Tribunal de Grande Instance de Lille y que fue durante diez años juez de Instrucción en la Fiscalía Antiterrorista de París, conoce la trayectoria judicial de Kermiche y ha declarado a RTL que "era muy inmaduro, muy joven" y "solo teníamos dos soluciones, la prisión o el controle judicial que se emplea para cualquiera". En su opinión, se necesita una tercera vía. "No se les puede encerrar en el sistema que utilizamos para los delincuentes y criminales clásicos. Los terroristas no funcionan de la misma manera, por lo que el brazalete electrónico no sirve", ha añadido Trevic.

 
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