Dramaterapia contra la locura del sistema penitenciario libanés
Un grupo de presos libaneses utiliza el teatro para denunciar y cambiar las condiciones en que se encierra a los presos con enfermedades mentales en Líbano
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Dramaterapia contra la locura del sistema penitenciario libanés
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Roumieh (Líbano)
Con sus musculosos y tatuados cuerpos y una tensa expresión facial, la apenas perceptible descoordinación de la media docena de convictos que bailan danza contemporánea pasa desapercibida.
En la prisión libanesa de Roumieh, 38 presos han ensayado durante un año para presentar al público la obra “Johar… Arriba en el cielo”, en la que representan a sus compañeros del edificio de enfermos mentales. La obra, escrita y dirigida por la dramaturga Zeina Daccache, ofrece la oportunidad a este grupo de presos, algunos condenados de por vida, de denunciar las condiciones de encierro en Líbano y la falta de políticas sociales para los convictos.
Encierran a los enfermos mentales en pequeñas habitaciones, con humedades, sin ningún tipo de ayuda; les llaman lunáticos y locos, pero a nadie le interesa tratarlos
“Cada vez que actúo frente a los espectadores, siento que recupero parte de la libertad y olvido que estoy encerrado” explica Youssef, un convicto condenado a cadena perpetua por asesinato. La pieza se desarrolla en una sala ovalada de hormigón armado. El chirrido metálico y la entrada de luz durante las dos horas que dura la obra son constantes ya que los guardas de la prisión no paran de entrar y salir.
La prisión de Roumieh, la mayor de los 23 centros de detención repartidos en el país, acoge tres veces más de prisioneros de su capacidad máxima. De los patios de la prisión emana un hedor putrefacto y las celdas apenas están equipadas. En el edificio azul, donde viven los enfermos mentales, las imágenes grabadas durante las numerosas visitas de Zeina a los prisioneros muestran camas oxidadas, colchones viejos o convictos comiendo en el suelo.
Las causas de las malas condiciones en las prisiones libanesas tienen su origen en un código penal anquilosado, la falta de mejora en las condiciones de vida y una ausencia de voluntad política en un país que sufre de parálisis política y perpetua inestabilidad.
Desde hace años que Zeina Daccache se ha especializado en dramaterapia, una corriente que defiende el rol terapéutico en los individuos del teatro. Sus obras, explica Zeina, no sólo tienen como objetivo ayudar a los convictos a superar sus dificultades en el día a día de la prisión, sino que también buscan un cambio político.
“Con esta pieza” dice Zeina al finalizar la cuarta y penúltima representación de la obra en la prisión el pasado Mayo, “queremos presionar para que se reduzcan las penas y cambiar las leyes sobre los enfermos mentales”. En Líbano, el código penal indica que un enfermo mental acusado de un crimen no podrá abandonar la cárcel hasta que esté “curado de la locura”. La realidad es que la cura total no existe y tampoco los tratamientos dentro de la cárcel para mejorar las condiciones de dichos enfermos.
“Encierran a los enfermos mentales en pequeñas habitaciones, con humedades, sin ningún tipo de ayuda” explica otro de los actores para demostrar los lazos de solidaridad construidos entre convictos a partir de la obra, “los llaman lunáticos y locos, pero a nadie le interesa tratarlos […] este es el mensaje que queremos transmitir”.
Para Wadi al-Asmar, director del Centro Libanés por los Derechos Humanos, denuncia que sea el ministerio del Interior y no el de Justicia quien gestione las prisiones. “La aproximación está basada principalmente en la seguridad de dichos espacios, además de que existe una falta de recursos, experiencia y conocimiento”.
Con obras anteriores, Zeina consiguió cambiar ciertas leyes relacionadas con las prisiones. Tras el éxito de “12 libaneses enfadados”, el gobierno creó un comité para reevaluar las penas de larga duración, aunque apenas ha entrado en funcionamiento.
Pero para Zeina Daccache, uno de los logros más importantes es los lazos de solidaridad entre presos. “Los actores luchan ahora para imponer un proyecto de ley que no los concierne [en favor de los enfermos mentales]. Es algo increíble”.