Ocio y cultura
Noches del botánico

La música salva el Charco

Los acordes de Drexler, Xoel, Molotov o Bomba Estéreo maquillan un festival mal organizado

El grupo colombiano Bomba Estéreo, sobre el escenario del Festival Charco / Carlos G. Cano

Madrid

Retrasos, artistas cancelados, cambios de orden, paréntesis inmensos entre actuación y actuación, problemas técnicos... así se podría resumir el Festival Charco, especialmente en la jornada del domingo.

Lo que apuntaba a una mezcla de estilos, culturas y ritmos terminó en un enfado generalizado del público, que se quejaba de la falta de explicaciones y de las demoras. El final del concierto de Drexler fue surrealista, el sonido desapareció en mitad de la última canción.

Sábado: pólvora mojada

No estaba muy claro si había ido más gente por ver a los colombianos Bomba Estéreo —una de las sensaciones del último año— o a los mexicanos Molotov, pero estaba claro que muy pocos (o nadie) había ido por el resto de bandas del cartel. Después de que Los Nastys pusieran banda sonora a la apertura de puertas, los madrileños Toundra lo dieron todo, pero su rock progresivo instrumental (a pleno sol) generó más indiferencia que otra cosa. Sus temas lentos y envolventes pueden dar muchas alegrías, pero seguramente no era el momento ni el lugar.

La mezcla de ritmos latinos y beats electrónicos de Chancha Vía Circuito sirvió para caldear el ambiente y que los muchos colombianos presentes empezaran a hacerse notar. Su actuación se hizo corta. ¡Tendrá que volver! Molotov saltó al escenario pasadas las 21.30 y, con ellos, llegó la oscuridad. Su contundente actuación empezó con Noko o Amateur, y enseguida tocaron Oleré y Oleré y Oleré, EL UHU o Lagunas Metales, temas que les acercan a una especie de Mojinos Escozíos a la mexicana, con la reivindicación social y la crítica a los gringos sustituyendo a las bromas sexuales o escatológicas. Tampoco faltaron canciones de ¿Donde jugarán las niñas?, su primer disco y también el más exitoso. Chinga Tu Madre,Gimme The Power (¡viva México cabrones!)...

Esta última, junto a Frijolero, es quizá la canción menos Molotov de su repertorio (por su coqueteo con el pop y su contención eléctrica). También son las dos más escuchadas de la banda en Spotify. Curioso.

El final del concierto fue "un piche gustazo", como dijeron ellos mismos. Primero con la aparición sorpresa de Pablo Carbonell y sus Toreros Muertos para tocar la infalible Mi Agüita Amarilla, versionada por Molotov en su disco Con todo respeto.

Pablo Carbonell y sus Toreros Muertos tocaron con Molotov

Pablo Carbonell y sus Toreros Muertos tocaron con Molotov / Carlos G. Cano

Para el final se dejaron las dos mayores descargas de adrenalina de ¿Donde Jugarán las niñas?: Matate Tete y la controvertida, pero irresistible, Puto. Durante la canción recordaron que "este tema no ha sido homófobo en su puta vida". La aclaración no estaba de más para que una generación entera de españoles siga sintiéndola, sin remordimiento alguno, como uno de sus himnos noventeros.

El plato fuerte de la noche llegó mucho más tarde de lo previsto y, además, tras una larga espera de 55 minutos desde el final de Molotov, amenizada a base de Lambada y Sopa de Caracol por los voluntariosos Guacamayo DJs. Pero había muchas ganas de Bomba Estéreo y la fiesta volvió a prender con facilidad. Los colombianos mostraron inclinaciones discotequeras desde el primer momento. De hecho, abrieron con uno de sus mayores hits, Sólo tú, pero la voz de Li Saumet no empezó a carburar adecuadamente hasta el tercer tema: Caderas. La vocalista de Bomba Estéreo, que acaba de ser madre, asumió el protagonismo de todo el show moviéndose de punta a punta del escenario ataviada con un traje blanco lleno de plumas.

Enseguida cayeron Somos dos, Qué bonito o Fuego, con la que desataron la locura y acabaron desequilibrando el festival a su favor. La mezcla de ritmos que les ha hecho triunfar eclosionó en Cumbia psicodélica y siguió con Fiesta, un hit con estrofas carnavaleras y un estribillo propio de discoteca ibicenca que ¡ha seducido hasta a Will Smith!

Lamentablemente, como había pasado horas antes con Chancha Vía Circuito, lo bueno se acabó enseguida (10 canciones en apenas una hora de concierto). Solo quedaba tiempo para un bis y el tema elegido fue El alma y el cuerpo. Lo que podría haber sido una bomba implacable se quedó en cóctel Molotov.

Domingo: más espera que música

La ilusión de los asistentes por disfrutar de Xoel López, Drexler, Juana Molina o Chico Trujillo tornó a enfado, impotencia y rabia según se iban sucediendo las noticias. 

Más de tres horas sin música a pleno sol por "problemas técnicos" no parecían un buen aperitivo para el segundo y último día de concierto.

La organización canceló el concierto de Juana Molina, que tras dos canciones decidió abandonar el escenario por culpa del mal sonido. Posteriormente, y en un gesto que le honra, Jorge Drexler, maravilloso como siempre, cedió parte de su tiempo para que la artista argentina tocase.

Xoel López y sus Paramales siguen viviendo su mejor momento desde que el coruñés cerrase la etapa de Deluxe. El público disfrutó con el gallego, igual que lo hizo con Chico Trujillo, la divertidísima banda chilena hizo vibrar a los asistentes al Real Jardín Botánico de Alfonso XIII.

Cerró dos días de música el uruguayo Jorge Drexler. Con un estilo totalmente distinto al de Chico Trujillo o Bomba Estéreo el sábado Drexler hizo disfrutar a los pacientes asistentes, sorprendidos por el abrupto final de su actuación.

El Festival Charco da cada año una magnífica oportunidad de disfrutar en directo en España de grupos como Chico Trujillo, Bomba Estéreo o Molotov, algo poco habitual en los carteles de otros festivales de verano.

La música, siempre la música, salvó el Charco este verano, los problemas de organización y los fallos técnicos empañaron un cartel hecho con mucho cariño y que respondió sobre el escenario, cada uno con su estilo, haciendo disfrutar de dos noches a esos extraños seres que no huimos de Madrid en verano.

 
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