La campaña de Alberto Garzón: el inicio de un futuro con Podemos
El líder de IU aspira a consolidar una alianza estable con Pablo Iglesias tras el 26-J
Espera pasar de los 2 diputados del 20-D a entre 8 y 13 escaños sin contar las confluencias
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias (i), y el coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón (d), durante el mitin de cierre de la campaña electoral de Unidos Podemos. / Kiko Huesca (EFE)
Madrid
Sin candidato propio a la Presidencia del Gobierno y sin opciones de configurar un grupo parlamentario propio, IU aspira a convertirse en fuerza decisiva para el cambio político dentro de la coalición electoral con Podemos. Una alianza que Alberto Garzón espera convertir en un escenario de colaboración estable, más allá del 26-J, y que entronca con las aspiraciones del ya nuevo coordinador federal de IU de construir un nuevo movimiento político y social con otros actores más allá de la propia coalición de izquierdas.
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En clave general, las aspiraciones pasan por que la suma multiplique de modo que los votos de Unidos Podemos permitan disputar el Gobierno al PP, consolidando el sorpasso al PSOE tanto el voto como en escaños. Un escenario de tercera fuerza política, además de una sorpresa se consideraría un fracaso, según admiten en privado fuentes de la coalición.
En clave interna, IU espera multiplicar los dos diputados -ambos por Madrid- que obtuvo en diciembre, sorteando la ley electoral que hasta ahora tanto ha penalizado a la coalición. El acuerdo firmado con Podemos incluye una horquilla de entre 8 y 13 escaños (Madrid, Sevilla, Málaga, Córdoba, Cádiz, Ciudad Real, Palencia, Teruel, Álava y Asturias) para candidatos de IU, de los cuales el rango inferior corresponde al escenario de que se mantuviera la suma de los votos cosechados por ambas formaciones el pasado 20-D. Este número de diputados no incluye a los que se puedan lograr en las confluencias catalana, gallega y valenciana, y que computarán a efectos políticos y económicos a las coaliciones de En Comú Podem, En Marea y A la valenciana.
La dirección de IU hace un balance muy positivo de una campaña que ha combinado actos conjuntos con una caravana propia de Alberto Garzón y que enfrentaba el reto de contentar a sus bases sin incomodar a Podemos. La coalición cree conseguidos los objetivos de explicar la apuesta por la confluencia, y poner en valor la unidad y la capacidad de cooperar con otras fuerzas, dirigiendo desde esa diversidad un mensaje para los votantes de izquierdas. En ese sentido creen logrado lo que la ciudadanía pedía desde las elecciones municipales, la confluencia de fuerzas para el cambio, y consideran que esta campaña ha supuesto la semilla de algo más grande para el futuro.
A lo largo de la campaña, que empezó más teñida de transversalidad y con instrucciones para que no hubiera demasiada exhibición de simbología de izquierdas, como banderas republicanas, Alberto Garzón ha ido 'enrojeciendo' su discurso y recuperando bastantes de los mensajes de la campaña de diciembre, en un intento de amarrar a los 923.000 votantes que IU tuvo en diciembre, y de los cuales las encuestas sitúan a un tercio de descontentos con el acuerdo con Podemos y que por ello se debaten entre cambiar su voto a otras opciones o quedarse en casa. El pasado miércoles, Garzón dirigió una carta a la militancia en la que pidió un impulso para "apelar hoy más que nunca a los principios y valores de izquierdas para llevar nuevas ideas, nuestro programa y nuestra sonrisa a cada rincón del país".
La coalición se ha enfrentado a la previsible campaña del miedo lanzada desde sus rivales que no han perdido la ocasión de alertar sobre el peligro del comunismo o la apuesta del PCE de salir del euro, aprobada en su Congreso del pasado mes de abril. Frente a ello, Alberto Garzón ha recurrido al humor en los mitines donde ha ironizado con frases como "me preguntan si soy el lobo venezolano" o "yo antes era un comunista majo al que querían invitarme a comer y ahora soy un comunista peligroso". Ataques a los que la coalición ha respondido con un mensaje político reiterado: solo damos miedo a quienes han saqueado este país, porque al parado, al exiliado o al desahuciado de su casa solo le dan miedo las políticas del PP.
Al excoordinador federal, Cayo Lara, que dejó el cargo el 5 de junio admitiendo que 'le iba a costar votar a Unidos Podemos, aunque lo hará' no se le ha visto en ninguno de los actos de Garzón durante la campaña, aunque sí participó en un mitin en Valencia junto con el único candidato de IU con opciones de escaño en la Comunidad Valenciana, Ricardo Sixto. Un acto que, paradójicamente, tuvo lugar el mismo día y a la misma hora que Alberto Garzón y Pablo Iglesias compartían mitin en Alicante.
Gaspar Llamazares, muy crítico en los últimos meses con la confluencia con Podemos, sí participó en el mitin central de Asturias, en Gijón, uno de los territorios donde las relaciones con Podemos son más tirantes. Junto a Alberto Garzón respaldó sin fisuras la alianza asegurando que 'ya no está en su postura anterior y pidiendo el voto porque ahora podemos multiplicar, no solo sumar'.
La campaña de IU ha contado también con el respaldo del veterano dirigente Julio Anguita que, a sus 75 años, ha sido uno de los principales defensores de la alianza con Pablo Iglesias y que compartió mitin con Garzón en Córdoba.
La coalición seguirá finalmente con Podemos el recuento de la noche electoral en el Teatro Goya de Madrid. Una decisión que Pablo Iglesias y Alberto Garzón acordaron 'in extremis' el pasado viernes, después de que ambas formaciones hubieran anunciado un seguimiento por separado e IU hubiera convocado a su ejecutiva y a los medios de comunicación a su sede de la calle Olimpo en Madrid, con valoraciones propias sobre participación y resultados.
