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CANAL DE PANAMÁ

Entra en servicio la ampliación del Canal de Panamá

Las autoridades panameñas no regatean elogios al grupo constructor liderado por Sacyr

Tras siete años de obras hoy ha cruzado el primer barco el ampliado canal de Panamá / ATLAS

Madrid

La inauguración oficial de la ampliación del Canal de Panamá marca el punto final de una obra que se ha prolongado durante nueve años, incluida la construcción -en siete años- de un nuevo juego de esclusas por un grupo de empresas liderado por la española Sacyr. Un proyecto que vivió momentos críticos a principios de 2014, por los imprevistos, sobrecostes y retrasos acumulados en la realización de los trabajos, que llegaron a paralizarse durante semanas. Y aunque persisten las diferencias económicas, autoridades panameñas y constructoras están de acuerdo en relativizarlas y afirmar que la obra es ya "una historia de éxito".

Así lo afirmaba el propio presidente panameño, declaradamente satisfecho ante un grupo de periodistas españoles en una reciente visita a la obra: "Satisfecho de ver que esta inversión de casi 6.000 millones de dólares que ha hecho el país y el pueblo panameño entra en funcionamiento para servir al comercio mundial". Sin regatear elogios a las empresas españolas.

Atrás ha quedado la crisis que hace dos años paralizó las obras y estuvo a punto de romper el contrato de construcción. "En una obra de infraestructura de este tamaño -dice ahora Varela- siempre hay diferencias, siempre hay contratiempos, pero también existen los mecanismos legales que permiten resolver las diferencias, y sobre todo, poder compartir unidos una victoria".

La ministra de Fomento española, Ana Pastor, está de acuerdo, bien está lo que bien acaba: "ya saben que las grandes obras tienen dificultades, pero finalmente se llevan a término para el bien de todo el transporte marítimo internacional".

Esta gran obra es de dimensiones colosales. El hormigón empleado da para dos pirámides de Keops. Las esclusas -para salvar los 27 metros de desnivel entre el lago Gatún y los océanos- llevan 16 compuertas, de 33 metros de alto y 55 de largo las mayores, con 50.000 toneladas de peso en total.

Para Giorgio, técnico de la empresa italiana Impregilo, lo más difícil en los trabajos, que han empleado a más de 10.000 personas de muy distintas empresas y nacionalidades, ha sido "la coordinación entre los diferentes sectores, con trabajos muy diferentes".

Sobrecostes y reclamaciones

Pero el gran problema han sido los imprevistos. El director del proyecto. José Peláez, de Sacyr, sostiene que los primeros no se resolvieron bien por la Autoridad del Canal, y sobrecostes y retrasos fueron a más: "Es como un círculo vicioso, la no solución de los problemas iniciales, dejar que permanezcan, genera una envolvente que se hace exponencial".

Se han acumulado 20 meses de demora, y sobrecostes que podrían multiplicar por dos el presupuesto inicial, de 3.200 millones de dólares. Las cortes de arbitraje decidirán. De momento las constructoras pierden dinero. El presidente de Sacyr, Manuel Manrique, confía en que al final no será así, porque en las reclamaciones ya resueltas se les ha reconocido en torno a la mitad del dinero que reclamaban: "Si todo sigue como hasta ahora en la resolución de las claims (reclamaciones) el resultado económico de GUPC (el Grupo Unidos por el Canal, en que Sacyr tiene una participación del 41%) será satisfactorio".

En principio, habrá que esperar unos cuatro años para saberlo. El propio Manrique ha hecho un llamamiento público a las autoridades panameñas para buscar a partir de ahora, con el Canal ampliado ya funcionando, alguna fórmula que permita adelantar un acuerdo económico, sin necesidad de agotar todo el procedimiento de resolución de conflictos.

Los retrasos no han perjudicado a todos: ha prolongado los contratos de muchos obreros de a pie, como el panameño Rafael: "A mi modo de ver ha sido un poquito más de trabajo para el personal, pero con ganas ya de verlo funcionando". Ha podido cumplir ese deseo durante las pruebas de las nuevas esclusas realizadas por la Autoridad del Canal, tras la entrega oficial de la obra a finales de mayo.

Ahora se pone en marcha el servicio comercial. Con las nuevas esclusas pueden circular barcos más grandes, con capacidad que casi triplicará la máxima actual. Casi podrá duplicarse la carga total anual: 600 millones de toneladas, más que la que mueven todos los puertos españoles en un año.

Y la obra va a durar, dice el director del proyecto: "el diseño, que no deja de ser un algoritmo numérico, está hecho para 100 años. Yo supongo que con los materiales empleados y el mantenimiento adecuado, será infinito".

Esclusas de ida y vuelta

El sistema de esclusas ya en funcionamiento desde hace un siglo, doble, permite el paso simultáneo de buques en ambos sentidos. Ahora entra en servicio un tercer juego de esclusas, que deberá usarse de forma alternativa: en principio estarán operativas 12 horas diarias en cada sentido.

No se descarta la construcción de un cuarto juego de esclusas en el futuro, pero el problema está en el aporte de agua del sistema fluvial panameño. Técnicos conocedores del proyecto ponen el acento en el enorme gasto de agua que fluye desde el lago interior hacia el mar en cada paso de buque. La gran novedad del tercer juego de esclusas es precisamente la recuperación de un 60% del agua utilizada en cada paso. Pero, según los técnicos consultados, en las condiciones pluviométricas y con las técnicas actuales no habría aporte natural de agua dulce suficiente para aportar caudal a otro juego de esclusas de las dimensiones del tercero.

 
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