La llamada
Mientras unos políticos deciden descolgar el teléfono y otros siguen esperando que suene
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Pablo Iglesias y parte de su equipo, el pasado viernes cuando lanzó su propuesta al PSOE y a Izquierda Unida / SERGIO PEREZ (Reuters)
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Madrid
La política anda pegada al teléfono. La llamada que se esperaba era la de Pedro Sánchez a Pablo Iglesias, pero decidió hacerle esperar y el socialista contactó primero con Albert Rivera, que no le había formado un gobierno. Para que Iglesias lo viera, para que los barones lo vieran.
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En Ciudadanos, sin embargo, sintieron que era una llamada de convenciencia y respondieron a Sánchez que no están para comentar la actualidad ni para que les utilicen. Que ellos no votarán a su favor y no descartan que Rivera pudiera presentarse a la investidura. No lo ven, pero no lo descartan. Llevamos días viviendo en el no descartan, que es una manera de presionar sin que te pidan cuentas.
Pasaron muchas llamadas dentro del PSOE e incluso un comunicado acusando de chantaje a Podemos hasta que Sánchez trató de dar con Iglesias. Supimos por Twitter que luego Iglesias le devolvió la llamada. 20 minutos de charla cordial, que es lo que dicen siempre. Y el PSOE y Podemos enviaron un texto idéntico en el que llaman a los líderes por sus nombres. Dice que Pedro se quejó por las formas de Pablo, que el PSOE insiste en respetar los tiempos y que Podemos propone no dilatarlos más. Han quedado en seguir hablando.
Se entiende que todos han quedado en seguir hablando, aunque de Mariano Rajoy, el candidato que declinó el ofrecimiento del rey, no constan llamadas para buscar acuerdos. Prometió el viernes que intentaría hablar con todos. Es verdad que no dijo cuándo.