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ENTREVISTA

Lluis Homar: “La solución sería que se estableciera un referéndum en Cataluña”

Protagonista de la serie 'Bajo sospecha', Lluis Homar repasa en esta entrevista el estado de la ficción española

Lluis Homar interpreta al comisario Casas en 'Bajo sospecha' / ATRESMEDIA

Madrid

Lluis Homar sonríe a modo de saludo. Cortés y educado, no fuerza demasiado la voz ni se altera con ninguna de las preguntas por más que algunos temas de la entrevista, de una manera u otra, le disgustan o decepcionan. "La situación del cine español es crítica", se lamenta.

Pese a ello, Lluis define su carácter como el de un entusiasta cuya filosofía de vida es sobreponerse a las adversidades que esta plantea en el día a día. Este catalán de 58 años lleva más de medio siglo ligado al teatro, el género que -a juicio del entrevistador- más pasiones sigue levantando en él.

De tantas como son las obras en las que ha participado de actor o director, es probable que Lluis ya haya perdido la cuenta, por eso no mira atrás, sino al futuro para saber qué sentido quiere dar a su carrera sobre un escenario: el de demostrar que el teatro de calidad puede ser para el gran público, para la gente.

En cine y televisión, Homar sigue participando en diferentes proyectos. En la pequeña pantalla, ha unido su destino en los últimos años a la productora Bambú con la que ha protagonizado 'Hispania', 'Imperium', 'Gran Hotel' y 'Bajo Sospecha', el thriller policiaco de Antena 3 que esta semana estrenó su segunda temporada reuniendo a 3,3 millones de espectadores. [VER MÁS DETALLES Y CRÍTICA SOBRE 'BAJO SOSPECHA 2']

Lluis Homar (i), Concha Velasco (d) y Vicente Romero (c) en la segunda temporada de 'Bajo sospecha'

Lluis Homar (i), Concha Velasco (d) y Vicente Romero (c) en la segunda temporada de 'Bajo sospecha' / ATRESMEDIA

Ganador algunos de los más importantes galardones en la carrera de un actor (Goya, Max, Gaudí, Iris), Lluis presume de seguir atesorando el premio más valioso que le ha dado la vida: el del entusiasmo por hacer lo que hace.

¿Va a tener el comisario Casas en esta segunda temporada de 'Bajo Sospecha' alguna característica nueva que nos sorprenda?

En la primera, mi personaje tenía un conflicto con su hijo [al que interpreta Yon González] por un tema del pasado y en esta temporada ese conflicto está más suavizado porque ya llevan un tiempo juntos y los personajes van evolucionando; así que este año el conflicto de Casas es con los franceses, sobre todo con la comisaria. El gran reto de estos dos personajes -que se ven obligados a trabajar juntos- será hacer que esa colaboración franco-española vaya por buen camino. Comparten un objetivo: resolver el caso; pero son las maneras donde hay diferencias. Habrá momentos de un enfrentamiento importante.

Imagino que estará feliz de seguir en 'Bajo Sospecha', puesto que solo tres actores continúan con respecto a la primera entrega. ¿La pena es haber tenido que renunciar a la serie 'Sé quién eres' que Telecinco estrenará próximamente?

Bueno, [piensa]. Mi sueño era compatibilizar ambos proyectos, trabajé mucho para que esto fuera así. Si las fechas, tanto en esa serie como esta, hubieran sido las que estaban previstas desde un principio, yo hubiera podido hacer las dos. Mala suerte.

Es el sino del actor: o no tiene trabajo o se le acumulan proyectos incompatibles por fechas obligándole a rechazar alguno…

Sí, es el sino. Y aquí se da la casualidad de que tengo una estrecha relación con Bambú, desde hace varios años, y de que el director y creador de 'Sé quién eres' es muy amigo mío. Había un conflicto de amistades también.

En este caso, las dos series coinciden en que son de muy de autor. 'Sé quién eres' es una creación de Pau Freixas y 'Bajo sospecha', de la factoría Bambú, donde el grueso del equipo de guionistas está conformado por tres o cuatro nombres que no cambian. ¿Es esa la tendencia que se está imponiendo poco a poco en la ficción televisiva? ¿Nos estamos alejando de esas series con un sinfín de padres y guionistas?

Ramón Campos [productor de 'Bajo sospecha'] trabaja de una forma muy artesanal… y Pau Freixas, ni te digo [ríe]. Está bien el equilibrio, es cosa de la industria esta dualidad. Yo tengo claro qué me interesa a mí: yo quiero lo artesano.

A mí me gusta que haya siempre una implicación personal más allá de lo profesional porque creo que eso hace que los resultados son mejores. A mí me gusta trabajar desde ahí. El poderío y la maquinaria [de las grandes productoras], no digo que esté mal, pero yo apuesto por lo artesano.

Hablando de lo artesanal… ¿cómo ve Lluis Homar la situación actual del teatro español?

Yo tengo una suerte que no me la creo. En este momento de mi vida puedo decidir qué quiero hacer, con quién y cuándo. En el teatro sí que mando yo [ríe]. En el teatro yo sí decido sobre mi carrera, tengo la suerte de poder escoger.

Empecé a hacer teatro a los seis años. Ahora estoy haciendo un espectáculo que se llama 'Terra Baixa' donde estoy yo solo en el escenario. Tengo muy claro lo que quiero hacer en el teatro: quiero hacer teatro popular, trabajar para el gran público. Quiero dar lo mejor de mí en el teatro y, afortunadamente, lo estoy pudiendo hacer.

¿Por qué hay actores que desdeñan el teatro popular?

Yo vengo del teatro público. Parece que la idea de trabajar para el gran público estuviera reñido con la calidad o que fuera de una calidad discutible. En lo que me queda de recorrido profesional, quiero trabajar solo para eso. Lo que voy a generar de aquí hasta que me tenga que bajar del escenario va a ir en esa dirección: buscar al gran público desde la máxima exigencia; y no solo mía, el teatro es una cuestión de equipo. Esto es lo que ahora me mueve a mí y da sentido a mi trabajo.

¿Cuándo se baja un actor, definitivamente, del escenario? No parece que haya fecha de jubilación…

En mi caso será cuando no pueda más, cuando el físico no me lo permita. Me bajaré del escenario cuando pierda el entusiasmo. Pero la suerte que tengo es que sigo absolutamente enamorado de mi trabajo.

Hoy en día, ¿qué queda de ese LLuis Homar adolescente que se pasaba horas y horas en el Teatre Lliure de Barcelona?

Sé lo que no se ha perdido en él: el entusiasmo. Sigo siendo un entusiasta. Si de algo me enorgullezco es de ser insaciable en aprender, en saber más, en conocerme más a mí y poder dar más. En ese sentido, me siento pleno.

¿Se puede ser actor sin entusiasmo?

No, imposible. El entusiasmo hay que tenerlo en todo. Es verdad que las circunstancias lo ponen muy difícil; para mucha gente, poder salir adelante a final de mes o poder mantener su casa ya acarrea problemas gravísimos. ¿Cómo se puede ser entusiasta ahí? Pero no hay que renunciar a ello, porque no se puede estar muerto en vida. Siempre está en nuestra mano el poder responder a lo que la vida nos depara. Y es verdad que, a veces, la vida es muy cabrona y muy puta; pero tirar la toalla, nunca.

No es una representación teatral, aunque tenga momentos en que lo parezca. ¿Cómo está usted viviendo todo lo que acontece en la política catalana?

Es algo muy, muy complejo como para poder decir el qué. Hay muchas sensibilidades y muchos puntos de vista. En todo caso, yo puedo decir cuál es el mío, pero no quiero entrar a juzgar cuál es el de los demás. Visto el punto al que hemos llegado, para mí la solución sería que se estableciera un referéndum legal para saber si la mayoría quiere eso o no lo quiere. No que se hiciera en toda España, sino un referéndum en Cataluña. Creo que eso sería la balanza para los que quieren ir ya demasiado rápido y para los que están demasiado atrás.

Creo que eso marcaría una línea tal y como ha pasado en Escocia, en Canadá… Da un sentido de contemporaneidad, de entendimiento y de punto de encuentro. Para mí, eso es el punto de encuentro; evidentemente ese es mi punto de vista, no voy a entrar a valorar el de los demás.

Lluis Homar en una de las imágenes promocionales de 'Bajo sospecha'

Lluis Homar en una de las imágenes promocionales de 'Bajo sospecha' / ATRESMEDIA

¿Y cómo valora el cine español y el momento y la situación en la que se encuentra? 'Ocho apellidos' arrasa y, sin embargo, no se puede decir que sea la película de mayor calidad…

Lo que queremos es que haya mucha oferta y diversificada. No he visto la segunda de 'Ocho apellidos', pero vi la primera y me meé de la risa. Me reí como un loco [sonríe]. Me lo pasé… que mis hijos sentían vergüenza de mí: "¡papá, por favor, no te rías tanto!".

Lo que no haré es excluir a nada ni a nadie. Todo eso lo necesitamos. Lo que nos falta es ver qué añadimos a lo que hay.

¿Y qué añadimos?

Primero, una protección y un reconocimiento a la cultura general y especialmente al cine. Creo que dentro del mundo cultural, el cine -y el teatro- es un clarísimo ejemplo de cómo la Administración ha ido a por ello.

España ha demostrado, sobradamente, su nivelazo (en actores, guionistas, directores, equipos técnicos) en cómo se pueden hacer las películas. Desatender eso ha sido una cosa realmente grave. Y hay responsables.

También tenemos que mirar nosotros, desde el propio sector, qué podemos hacer para mejorar. En todo caso, si hay que hacer un diagnóstico, creo que el enfermo está en estado crítico. La situación del cine español es crítica.

Si se logra formar gobierno, ¿qué le pediría para el cine y el teatro… y la cultura, en general?

Que miren a Francia, que es el vecino más cercano.

 
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