Tribunales | Actualidad
EL FIN DE ETA

Un pacto histórico silencioso

El acuerdo al que llegaron los 35 acusados del caso Batasuna y las asociaciones de víctimas del terrorismo nunca se había visto en los tribunales. Así se fraguó el compromiso de los condenados con las víctimas por el que todos han salido beneficiados. Las víctimas tras el reconocimiento del daño causado, los condenados al ver reducida las penas de cárcel y la fiscalía por dirigir las negociaciones y conseguir una condena ajustada para los 35 procesados

Los dirigentes de Sortu, Pernando Barrena y Marije Fullaondo ofrecen una conferencia de prensa junto a imputados en el sumario por el que la Audiencia Nacional juzga a 35 miembros de la cúpula de la reconstruida Batasuna, que han llegado a un acuerdo con / Juan Herrero (EFE)

Los dirigentes de Sortu, Pernando Barrena y Marije Fullaondo ofrecen una conferencia de prensa junto a imputados en el sumario por el que la Audiencia Nacional juzga a 35 miembros de la cúpula de la reconstruida Batasuna, que han llegado a un acuerdo con

Madrid

La forma como se fraguó este acuerdo (por el que Batasuna reconocía haber sido instrumentalizada por ETA, asumía el daño causado a las víctimas y renunciaba a cualquier actividad relacionada con la violencia) fue gracias al empeño personal y profesional de la fiscalía y de los abogados de Batasuna.

En el mes de diciembre, se produjo un primer encuentro en el que no se llegó a un acuerdo por el contenido pero también porque el juicio estaba a punto de comenzar. Ambos interlocutores, fiscal y abogado, decidieron aplazar hasta enero las reuniones, y mientras tanto la vista oral comenzó normalmente con una petición fiscal de diez años de cárcel.

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La fiscalía le seguía dando vueltas al proyecto de acuerdo y habló con las asociaciones de víctimas para conocer si apoyarían esta iniciativa atípica.

Con el visto bueno de las asociaciones, llegó enero y la fiscalía y Batasuna llegaron finalmente a un acuerdo  de conformidad muy ventajoso para los imputados, porque se reducían drásticamente las penas de cárcel, de diez años a dos, y se evitaba el ingreso en la cárcel.

Pero este acuerdo de conformidad también fue útil para las víctimas y para el ministerio público puesto que Batasuna, hasta ahora considerada el brazo político de ETA, se aquietaba por primera vez y venía a reconocer todo el daño causado, aceptaba la condena por pertenencia a banda armada y se acogía a la vía de rechazo a la violencia.

El pacto quedaba cerrado en un despacho de la Audiencia Nacional pero abre la puerta a nuevos desenlaces en los pocos asuntos pendientes que quedan de terrorismo etarra.

Javier Álvarez

Javier Álvarez

Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en La Cadena SER donde esta vinculado a la sección de Justicia...

 
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