Elecciones 23 de julio

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Rivera confía en que los indecisos aminoren la bajada de Ciudadanos

El partido cambia de estrategia y anuncia que facilitará la investidura de la lista más votada

Ciudadanos party leader Albert Rivera reacts at the end of the final campaign rally for Spain's general election in Madrid, Spain, December 18, 2015. REUTERSAndrea Comas TPX IMAGES OF THE DAY / ANDREA COMAS (Reuters)

Ciudadanos party leader Albert Rivera reacts at the end of the final campaign rally for Spain's general election in Madrid, Spain, December 18, 2015.     REUTERSAndrea Comas TPX IMAGES OF THE DAY

Madrid

Rivera esperó al último día de campaña para desvelar qué iba a hacer con el voto de los españoles si no ganaba las elecciones. Solo 48 horas antes de la cita con las urnas se atrevía a anunciar que facilitará con su abstención que la lista más votada forme gobierno tras el 20D. En el mitin de cierre, el candidato vendió la decisión como un gesto de transparencia que esperaba que PP y PSOE imitaran.

Hay quien en el partido ve en ese cambio de estrategia el temor a no haber convencido de la utilidad del voto. La formación ha dejado claro de antemano que si no gobierna, renunciará a poner condiciones y forzar cambios incluso si se negocia el sentido del voto en la investidura. Se reniega ahora de una fórmula que se ha utilizado en todos los parlamentos autonómicos en los que el partido ha sido decisivo. Internamente se daba por hecho que si no se conseguía ganar Ciudadanos facilitaría la formación de Ejecutivo a la primera fuerza. Lo que no estaba previsto era anunciarlo hasta después de la reunión de la Ejecutiva del próximo lunes. Pero la campaña ha acelerado los acontecimientos.

Fuentes de la dirección nacional aseguran que las expectativas a la baja que recogen las últimas encuestas les han hecho pensar que la estrategia y el mensaje han fallado. Las presiones del resto de partidos, lanzando a Rivera en brazos de uno y de otro, "lo han complicado", decía un candidato destacado de la lista de Madrid. "Ahora hemos puesto las cartas sobre la mesa y nadie nos lo puede reprochar". "Ya saben dónde va a parar el voto a Ciudadanos", expicaba Rivera en Hora 25 el viernes.

A la sorpresa por ese anuncio el último día de campaña, se suma la inquietud por la subida de Podemos que vaticinan algunos sondeos. Rivera se ha visto obligado a cargar las tintas contra el partido de Pablo Iglesias en la recta final, a pesar de que al inicio intentaba ignorar y minimizar sus opciones de estar entre los tres primeros. Esta semana Rivera recurría insistentemente al argumento del miedo por el que tanto ha criticado al Partido Popular. "No queremos la inestabilidad que los populismos han traído a otros países de Europa como Grecia", decía en declaraciones a los medios desde Bruselas el jueves.

Ahora el partido reconoce que en ese escenario abierto puede pasar de todo, que el resultado será tan ajustado que un puñado de votos puede mandar a uno a la primera posición y a otro directamente a la cuarta. Por eso no defienden con la misma contundencia que Ciudadanos tiene opciones reales de adelantar al PSOE y quedarse muy cerca del PP. Pero la esperanza no se pierde hasta que se abran las urnas el domingo por la noche. Confían en que la bolsa de indecisos acabe votando naranja y por eso los últimos mensajes se han dirigido a ellos. "A los que dudan, votad, haced política, porque si no la harán otros por vosotros", decía Rivera que llama a un voto masivo, por encima del 80 por ciento para ganar a PP, PSOE y Podemos.

Charcos en campaña

Rivera optó desde el primer momento por hacer una campaña centrada en las propuestas. "Nada de bajar al barro", explicaba insistentemente el equipo de campaña en los días previos. "Nosotros a lo nuestro". Ese fue el consejo que se dio a Rivera mientras se preparaba el 'debate a tres' organizado por el diario El País. Y a pesar de los ataques de Sánchez e Iglesias a su propuesta de contrato único o a Luis Garicano, coordinador del programa económico del partido, no se defendió. Como reconocieron después algunos de los asesores, al candidato le faltó garra y su paso quedo deslucido.

Ciudadanos quería hablar de propuestas e ideas y el primer gran patinazo de la campaña lo tuvo ahí, en el programa electoral. Su pretensión de acabar con el agravante penal por violencia de género para igualar las penas por maltrato machista a las del resto de casos de violencia doméstica, provocó que le llovieran críticas desde la izquierda y la derecha. En la redacción de ese punto no se hablaba de equipararlas "por arriba" y así aumentándolas. Ese detalle tan importante se explicó después. De nuevo se achacó a un error de comunicación y de redactado de la medida.

La siguiente zancadilla se la puso a Rivera su propio candidato. Carlos Pracht, cabeza de lista por Cantabria, aseguró el día en que Rivera participaba en un acto en Santander, que el aborto es una forma de violencia. Y que un ejemplo de que hay mujeres que son más violentas que los hombres es que existen mujeres yihadistas. El candidato a La Moncloa dejó claro delante de su compañero que esas declaraciones no estaban en la línea oficial del partido. Pracht tuvo que pedir perdón públicamente y fue apartado del resto de actos electorales en los que participó Rivera en la ciudad.

 
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